No conviertas tus anécdotas en historias de viernes 13
El fracaso es una palabra que usamos para cualquier resultado adverso a un objetivo o a tu proyecto de vida. Como sólo es una palabra, no te sirve cargar tus fracasos durante toda tu vida ni te ayudan a pronosticar tu futuro.
¿Cuáles son las metas o los resultados que quieres lograr en esta etapa de tu vida?, ¿En qué momentos has experimentado el fracaso?, ¿Quiénes parecen alegrarse con tu fracaso?, ¿Cómo puedes deshacerte definitivamente de la sensación de fracaso?
Imagínate sentado en un parque, viendo lo que sucede a tu alrededor.
Muy cerca, un bebé de casi un año que está aprendiendo a caminar; su papá lo sostiene de la cintura y, a dos o tres metros, su mamá le agita su juguete favorito para animarlo a dar algunos pasos. El niño se cae y el papá lo levanta, la mamá lo sigue animando y lo abraza, cuando llega.
Más allá, unos niños entre los 3 y 5 años, están jugando a perseguirse; de repente, uno de ellos se vuelve a caer y el juego se detiene por un instante. El niño se frota las manos, se amarra el zapato, se hace el adolorido e inmediatamente sale a correr con su perseguidor detrás.
Al otro lado, una niña está colgada del pasamanos, balanceándose para llegar hasta el otro extremo; lleva varios minutos intentándolo pero se cansa y se suelta con frecuencia. Cada vez, vuelve a subirse con su propósito intacto.
Los tres niños han tenido varios fracasos en menos de cinco minutos, pero ninguno les ha robado su entusiasmo ni ha restado a la diversión.
¿Qué es el fracaso?
Sí, aunque suene duro, cada uno fracasó varias veces en su propósito: llegar hasta el juguete, alejarse del perseguidor, cruzar todo el pasamanos.
Ellos no piensan en lo duro que es fracasar porque todavía no han aprendido a juzgar las caídas como las juzgamos los adultos; ellos, simplemente se han caído o se han soltado… Ni más ni menos.
Y es que el fracaso se define como un resultado adverso, como un malogro, es decir, lo contrario al logro deseado.
Si el bebé se sienta en el pasto, si el niño del zapato se tira al piso para evitar ser capturado, si la niña se suelta para irse al columpio, la misma conducta ya no la veríamos como un fracaso sino como un descanso, una estrategia o un simple movimiento.
El fracaso sólo es un juicio de valor que hacemos de una conducta, cuando ponemos esa conducta en el contexto de un objetivo. Si la conducta es contraria al logro propuesto, entonces la llamamos “fracaso”, pero si no tenemos en mente una meta, esa conducta no la juzgaremos como un fracaso.
El fracaso no importa
Quédate, entonces, sólo con la conducta y no tejas toda una historia dramática a su alrededor.
Mira lo ridículo si los niños del parque pensaran o dijeran esto:
- “Me caí, yo se que nunca voy a alcanzar ese juguete, mi mamá se va a poner muy triste, nunca voy a aprender a caminar, siempre me van a tener que cargar, soy un fracasado para toda la vida.”
- “Me caí otra vez, definitivamente no sirvo para esto, los otros niños no se caen, sólo me pasa a mí, todos son mejores que yo, soy un perfecto fracasado, nunca voy a ser alguien en la vida.”
- “Otra vez me solté, no tengo fuerza, nunca llegaré hasta el final, no soy capaz, esto no es para las niñas, me pasa por tonta, por meterme a hacer cosas de hombres, mejor me dedico a las muñecas.”
Ante la conducta de fracaso, esa que se interpone al logro que quieras, no hagas el ridículo; simplemente, levántate, sacúdete las manos, hazte el disimulado, sonríe, vuelve a intentarlo y sigue jugando.
No atesores tus fracasos
No colecciones opiniones ni recuerdos de fracasos.
Toda historia personal es una sucesión acciones y decisiones en pos de nuestro proyecto de vida y nuestra felicidad. Logro y malogro, éxito y fracaso, sólo son calificativos de nuestro comportamiento.
Los juicios, tuyos o de los demás, acerca de las conductas que se interpusieron a algún logro en tu pasado, no vale la pena atesorarlos ni acumularlos. ¡No son un tesoro!
Un fracaso no pronostica nada
Por último, no uses los “fracasos” de nadie, ni siquiera los tuyos, como presagio o pronóstico de futuros fracasos. Nadie tiene el poder de adivinar el futuro; esto sólo es pensamiento supersticioso, que se basa en coincidencias o generalizaciones sugestivas.
Otra vez: qué tal que los niños del parque dijeran:
- “Nunca aprenderé a caminar, ya lo he intentado muchas veces y no he podido, tengo tan malos recuerdos de estas salidas al parque que nunca me voy a recuperar.”
- “Siempre se me desamarran los zapatos y siempre me caigo, para que jugar a esto si siempre me voy a caer, mejor no corro, no juego, no salgo a divertirme, mejor me quedo solo para toda la vida.”
- “Siempre que quiero llegar al final, siempre me suelto, nunca alcanzaré mis objetivos, soy muy débil y no vale la pena esforzarme, soltarme una y otra vez es lo que me pasaré siempre que esté cerca de un logro, soy un fracaso como mujer y soy una perdedora.”
Demasiado drama, pura ficción, ridículo darle tanta importancia al fracaso.
Por eso, entierra todas tus historias de fracaso, levántate tantas veces como lo debas hacer, sonríe y sigue tu camino. No creas en historias de viernes 13.
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