sábado, 29 de diciembre de 2018

El significado oculto de la exigencia

La vida nos hace exigencias que revelan nuestros derechos. 


Hemos visto que muchas personas participan en manifestaciones públicas y marchas para exigir el respeto a la vida o el reconocimiento de los derechos a la salud, a la educación, al trabajo, a la igualdad de oportunidades, etc. 


¿Qué te exige la vida?, ¿Cómo descubres lo que te exige la vida?, ¿Cómo haces respetar tus derechos? 

Así como sucede en la dimensión social, en nuestra vida personal también puede haber exigencias que debemos comprender y reconocer. 

Las exigencias que nos hace la vida están relacionadas con nuestros propios derechos y los de los demás. 


Cada uno de nosotros tiene derecho a la autodeterminación y, por lo tanto, la vida nos exige perseguir nuestras propias motivaciones, desarrollar nuestras competencias para lograr lo que queremos y establecer relaciones constructivas con otras personas. 

Esta exigencia básica de actuar con autodeterminación implica que seamos capaces de hacer respetar nuestros derechos de: 


Autonomía: vivir nuestro propio estilo de vida, convivir con quienes queremos y sobrevivir frente a los riesgos y peligros. 


Competencia: desarrollar nuestros conocimientos, habilidades, personalidad y potencial, para ser capaces de hacer y lograr lo que proponemos. 


Relación: establecer relaciones gratificantes y de pertenencia con quienes nos identificamos o queremos. 

En resumen, tenemos derecho a ser autónomos, a mejorar nuestras competencias y a elegir nuestras relaciones; ejercer tales derechos muchas veces no depende de lo que los demás nos permitan sino de nuestra actitud para escuchar lo que nuestra propia vida, o nuestra conciencia, nos exige. 

Nuestros derechos, no obstante, siempre están sujetos a una dimensión social porque vivimos dentro de un contexto determinado y una situación concreta. Por esto, la vida también nos exige respetar los derechos de los demás y construir un mundo mejor. 


Hacer lo que la vida nos exige, también implica salir de nosotros mismos, estar plenamente en el “aquí y ahora”, servir a los demás y cuidar nuestra sociedad. 


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sábado, 22 de diciembre de 2018

¿Cómo aprovechar los nuevos retos, oportunidades y posibilidades?

Aprende el fácil idioma que habla la vida. 


Todos vivimos algunos momentos difíciles, tristes, dolorosos o de gran incertidumbre, frente a los cuales no tenemos respuestas porque no sabemos qué sentido tienen en nuestra vida. 

¿Cuáles situaciones parecen no tener sentido en tu vida?, ¿Qué te cuesta trabajo aceptar?, ¿Cómo puedes aprovechar las circunstancias? 

Cuando estamos desorientados o cuando la vida se pone dura, nos conviene comprender lo que la vida parece estarnos diciendo o brindando. 


Nuestra comprensión de las circunstancias que se presentan en nuestra vida puede ser una herramienta poderosa para hacernos mejores y vivir más plenamente. 

¿Cómo podemos comprender el sentido de lo que nos dice o nos brinda la vida? 


Imaginemos que la vida nos habla en un idioma distinto al nuestro… No es ningún problema porque ese idioma de la vida sólo tiene cuatro palabras y… ¿Quién no puede aprenderse de memoria cuatro palabras? 


Muy fácil nos resulta mantener una conversación fluida con la vida, conociendo el significado de estas cuatro palabras. 

La vida nos habla a través de las: 

Situaciones: son los eventos que suceden a lo largo del tiempo, las características de los lugares que frecuentamos y el modo en que se presentan las circunstancias que vivimos. 

Personas: son las necesidades, expectativas y conductas de los demás; las personas que nos quieren, nos aconsejan, nos cuestionan o nos necesitan; los conocidos nos enseñan, nos recriminan o nos presionan; los extraños nos observan, nos explotan o nos desconocen. 


Personalidad: son los rasgos, más o menos permanentes, que nos caracterizan; son nuestros gustos, preferencias, deseos, sueños, aspiraciones, estilos y conciencia personal; también, son nuestros disgustos, frustraciones, culpas y dolores. 


Competencias: son nuestras habilidades, conocimientos y capacidades que nos permiten alcanzar resultados, adaptarnos a nuestras circunstancias o transformar nuestro entorno. 

Cuando dominamos estas cuatro palabras podemos hablar de tú a tú con nuestra vida y comprender que ella nos brinda de muchas maneras, a veces, en forma insólita o imprevista, tres bonos muy valiosos para nosotros: 

Retos: la vida no siempre es fácil, por más que nos adaptemos y nos acostumbremos a las circunstancias. La enfermedad, los conflictos, el sufrimiento, la pobreza, las limitaciones, lo que no sabemos, constituyen obstáculos que pueden ser superados, sólo si tomamos la decisión de hacerlo. 


Oportunidades: tendencias, momentos o personas favorables para nuestros sueños y objetivos, se nos pueden presentar sin llamada ni aviso previo; si tenemos una actitud abierta y nos mantenemos conscientemente en el “aquí y ahora”, descubriremos muchas oportunidades para progresar. 


Potencial: características que podemos desarrollar y competencias que podemos aprender, pueden estar “dormidas” pero si enfrentamos nuestros retos y aprovechamos las oportunidades, podemos "despertarlas" y hacernos mejores a lo largo de nuestra vida. 

Recordemos, entonces, que la vida nos habla a través de las situaciones que enfrentamos, las personas que nos rodean, nuestros rasgos de personalidad y nuestras competencias; y es esta misma vida la que nos brinda retos, oportunidades y nuestro propio potencial


Por lo tanto, si queremos comprender el sentido de lo que la vida nos dice y nos brinda, sólo necesitamos hablar su fácil idioma de cuatro palabras y recibir esos tres regalos que nos brinda. 

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sábado, 15 de diciembre de 2018

Qué tan valiosa es tu historia personal

Crea tu propia historia de vida. 



Muchas personas están haciendo algo por internet que es “Draw my life”, algo así como "dibujar mi historia personal, mi vida" para contarla a otros. 

¿Para qué vives realmente?, ¿Qué te hace amar tu vida de lo que estás haciendo?, ¿Cómo puedes crear una vida más valiosa y agradable? 

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Si dibujamos nuestra historia y la publicamos, seguramente no tendremos el mismo impacto de un youtuber o un personaje famoso, salvo que contáramos algo escandaloso o verdaderamente ejemplar. En este caso, por los azares del destino o gracias a los algoritmos de las redes sociales, nuestro relato podría hacerse viral; pero lo más probable es que a nadie le interese realmente nuestro “Draw my life”

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Eso de contar nuestra vida puede ser útil como estrategia de mercadeo en un negocio que queramos promover, siempre y cuando tengamos un testimonio que los demás podrían considerar valioso. 

Pero en el caso de la mayoría de nosotros, nuestra historia personal sólo interesa a nosotros mismos y, en algunos casos a nuestros padres, si podemos hacer que se sientan orgullosos, o a nuestros hijos pequeños, si los hacemos reír con nuestras tonterías y torpezas. 

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Así es la vida, nuestra historia personal no interesa a casi nadie y, sin embargo, puede ser tremendamente valiosa. Decimos que puede ser, porque todo depende de cómo “dibujemos” nuestra propia historia, no para filmarla ni para contarla a los demás, sino para sentir que nuestra vida vale la pena, que crecemos cada día y que arañamos un trozo de felicidad con frecuencia. 

Una historia personal así, que en lo profundo de nuestro corazón sepamos que es valiosa, la creamos con autodeterminación, es decir, con nuestra lucha cotidiana por elegir las opciones más auténticas, más íntimas, más nuestras, entre las numerosas alternativas que nos ofrece la sociedad. 

Crear nuestra historia personal significa ser fieles a nosotros mismos, a nuestra vocación, a nuestras fortalezas, y también nuestras debilidades, a nuestras motivaciones y a nuestras necesidades psicológicas, en el contexto de lo que la vida nos demanda, nos ofrece o nos quita. 

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En este fin de año, revisemos nuestra historia personal y propongámonos crear una historia personal que sea valiosa para nosotros mismos y para las personas que amamos. Siendo así, puede ser que nuestra historia beneficie a la sociedad, aunque nunca sea viral. 

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sábado, 8 de diciembre de 2018

La importancia del "qué dirán"

Construye una marca personal favorable. 


Si ves la marca de una llanta en el pavimento, puedes imaginar que un vehículo frenó de repente; si ves huellas en el barro o en la nieve, puedes decir si son de una persona o de un animal; si se riega el vino o el café en el tapizado de tus muebles, dejan una mancha; los golpes y las caídas, dejan rayones o grietas en la pantalla de tu teléfono móvil. 


¿Quiénes te consideran confiable?, ¿Qué le aportas a los demás?, ¿Qué piensan de ti los demás? 

Si publicas tus fotos en las redes sociales, algunas cosas de ti se pueden saber como, por ejemplo, qué has hecho, dónde has estado o con quiénes has compartido.

A diario dejamos marcas y huellas de nuestro diario vivir; algunas son intencionales pero la mayoría son inconscientes. 


Gracias a los procesos de comunicación, incluyendo el chisme, a las redes sociales e internet, los rastros que vas dejando tras de ti, pueden tener un alcance global y más allá de tus intenciones; puedes, incluso generar dolor, rencor, envidia, odio y otras reacciones negativas. 

Todos los días estás haciendo o diciendo algo, aún con tus omisiones o tu silencio, y los rastros de tus acciones o de tus palabras, son interpretados por los demás, en contextos que tú no controlas ni imaginas. 

Esos rastros y huellas de tu vivir, interpretados de diversas maneras por conocidos y desconocidos, en el momento en que suceden o mucho tiempo después, constituye una dimensión de tu “marca personal”


La “marca personal” es el conjunto de significados que las personas asocian con tu nombre, contigo, como resultado de sus interpretaciones acerca de tu apariencia personal, actitudes, palabras y comportamientos. 

La “marca personal” que vas dejando en los demás puede ayudarte a avanzar en tu proyecto de vida o puede contradecir tus intenciones o propósitos. 

Por ejemplo, dejas “marca personal” en:
  • Las redes sociales (fotos, videos, comentarios, emojis)
  • Internet (lo que ves, compartes o comentas)
  • El email (mensajes, respuestas, reenvíos, archivos adjuntos)
  • La vida cotidiana (lo que haces y dices; los sitios que visitas; las personas que frecuentas)

La "marca personal" diversa que vas dejando, permite crear múltiples imágenes de quién eres, que te pueden resultar favorables o desfavorables. 

En algunos casos tu “marca personal” brinda información adicional, tal vez más cierta que lo que dices ser. En la actualidad, muchas empresas seleccionan personal consultando la “marca personal” de quienes están en internet y las redes sociales, antes de solicitar o leer su curriculum vitae


Muchos compradores consultan las opiniones de terceros, para decidirse por un proveedor de bienes o servicios. Esto equivale a consultar la “marca personal” en términos de reputación. 

Si quieres convertir tus sueños en realidad, si quieres avanzar en tu proyecto de vida, si quieres lograr objetivos, tener mejores ofertas de trabajo o vender algo, te invito a gestionar tu “marca personal”, cuidando: 
  • Tu apariencia personal y actitudes. 
  • Tus gestos, posturas y comportamientos. 
  • Tus acciones en internet y en redes sociales. 
  • Lo que dices o callas. 
  • Las relaciones que estableces y cultivas. 

Siempre que tus propósitos personales involucren a otras personas, tu “marca personal” estará ahí facilitando o dificultando tu vida. Aunque tú no puedas controlar el alcance ni las interpretaciones ajenas de tu “marca personal”, tú eres el único responsable de las imágenes, palabras y los datos que vas dejando en tu diario vivir. 

Cuida tu “marca personal”… Uno nunca sabe cuando jugará un papel decisivo en tu felicidad. 

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sábado, 1 de diciembre de 2018

El Mito de hacer sólo lo importante

La agenda es una herramienta pero no es el mapa para vivir. 


Hace muchos años aprendí a llevar una agenda “como debe ser”, pero hace muy poco descubrí que nadie tiene que decirte cómo debe ser tu agenda. 


¿Cómo organizas tu tiempo?, ¿A qué te dedicas la mayor parte del tiempo?, ¿Con qué actividades disfrutas más? 

En el post anterior dije que la unidad para la administración del tiempo es el evento, es decir, cualquier actividad que se realiza en una hora determinada del día. 

Pues bien, se puso de moda utilizar dos variables para clasificar los eventos que realizas durante el día: importancia y urgencia

Un evento importante tiene un impacto decisivo en tu desarrollo, en los resultados que te has propuesto o en tu bienestar. 

Un evento urgente tienes que hacerlo de manera inmediata porque el plazo se cumplió o está muy cerca de terminar, y no cumplir esos plazos puede tener consecuencias graves para ti o los demás. 


Quienes insisten en la dualidad entre eventos importantes y urgentes, consideran que los primeros son los que hacen posible que conviertas tus sueños en realidad, que finalices tus proyectos, que logres tus objetivos, que cumplas con tus obligaciones. 


Para ellos, los eventos urgentes hacen parte de la vida pero sólo aportan estrés y deben ser evitados con un control inteligente del tiempo. Por ejemplo, estudiar toda la noche para presentar un examen o entregar una tarea al día siguiente, pagar los servicios públicos el último día de plazo, pagar la cuota de la tarjeta de crédito o, simplemente, recargar tu celular cuando ya se te acabaron los minutos o la navegación por internet, son eventos que puedes hacer con antelación y sin preocupación. 


En esta lógica, para que puedas estar tranquilo y ser más productivo, necesitas organizar tu agenda de manera que los eventos más importantes para ti ocupen la mayor parte de tu tiempo y, así, cada vez tendrás menos cosas urgentes. 

No estoy en contra de organizar el tiempo distinguiendo eventos importantes y no importantes, urgentes y no urgentes. Lo que no comparto es la creencia de que el verdadero valor del tiempo se alcanza cuando te enfocas en actividades "importantes y no urgentes" o "importantes y urgentes". 


Resulta que con este modo de pensar quedan “por fuera” muchos eventos calificados con la categorías de “no importantes” o “no urgentes”. 

Pero la vida de la gran mayoría de los seres humanos involucra actividades “no importantes” y “no urgentes”: parchar con los amigos, verse una serie, salir de compras, ir al cine, tomarse un café o una cerveza en compañía, salir a un restaurante, dar un paseo por el parque, hacer una siesta, celebrar un cumpleaños, ayudar a un compañero a hacer su trabajo, jugar bolos o un partido de fútbol, leer un libro, escribir un poema, preparar una receta, cuidar el jardín, clasificar estampillas o monedas, jugar o hablar con los hijos, navegar por internet sin rumbo fijo, visitar un enfermo, detenerse en calle para ayudar a alguien. 


Uno nunca sabe, pero podría pasar que por estar haciendo sólo lo importante se nos olvidara lo que es la vida cotidiana y corriente, de la gran mayoría. 

Aún más, puede ser que haciendo cosas “no importantes” y “no urgentes” encuentres el amor de tu vida, se te ocurra la idea del millón de dólares, desarrolles un talento inusual, hagas nuevos amigos y aprendas a vivir mejor. 


Tu agenda personal no puede referirse sólo a lo importante o urgente, porque la vida es mucho más; tu agenda es una herramienta para poner un cierto orden en tus eventos pero no debe empobrecer o simplificar tu vida. Un momento de planeación al comienzo de la mañana y otro momento de revisión de lo que hiciste o dejaste de hacer, al finalizar el día, sí te pueden ser de mucho provecho. 

La agenda es un medio que te permite manejar tu tiempo de manera más productiva, pero no es algo que mágicamente te permita alcanzar tus sueños, tus proyectos, tus objetivos. Ese camino es la acción, incluyendo la que no es importante ni urgente. Uno nunca sabe. 

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