sábado, 27 de junio de 2020

Inteligencia artificial para erradicar la maleza

Entendiendo el juicio moral justo y eficaz. 



(Al final, hay un video de esta publicación)

Quisiéramos arrancar de raíz todos los males de nuestra sociedad y, en ocasiones, ponemos en duda la moralidad o ética de algunos vecinos, ciudadanos o gobernantes. Pero, ¿sabemos hacer juicios morales justos y eficaces? 

Podemos aprender de una empresa de Inteligencia Artificial que ha desarrollado una tecnología para eliminar efectivamente la maleza en extensos cultivos. Al fin y al cabo, acabar con la maleza es como acabar con la injusticia, la desigualdad, la discriminación, la violencia o la corrupción en nuestra sociedad. 

¿Cómo criticas?, ¿Cómo señalas lo malo o lo incorrecto?, ¿Cómo comunicas tus juicios morales? 

Jorge y Lee, graduados de Stanford, se conocieron mientras tomaban un curso y descubrieron que los unía una pasión: contribuir a una agricultura más sostenible a través de la robótica, el aprendizaje automático y la visión por computadora. 

Con esta idea, el apoyo de sus amigos y familiares, y una subvención de la NSF, crearon Blue River Technology. 

La primera máquina inteligente que construyeron fue un robot para el adelgazamiento de la lechuga, una tarea tradicionalmente realizada a mano que consiste en eliminar las plántulas de lechuga no deseadas y que resulta costosa en tiempo y recursos. 

El robot de lechuga automatizó este arduo proceso tomando fotografías, identificando cuáles plantas se debían eliminar, rociándolas con herbicida y verificando la precisión de la operación, así como el rendimiento del sistema, todo en tiempo real. 

A partir de su “robot de la lechuga” desarrollaron la tecnología See & Spray que puede traducirse por Ver & Rociar. Las máquinas See & Spray aprovechan el aprendizaje profundo para poder identificar una mayor variedad de plantas, tanto cultivos como malezas, con mayor precisión y luego tomar decisiones en el desmalezado de cultivos de algodón y soya. 

Jorge y Lee describen la tecnología See & Spray con palabras del comportamiento humano, al fin y al cabo se trata de una tecnología que dota a las máquinas con Inteligencia Artificial. 

Sentir y decidir 


Lo primero que hace una máquina con tecnología See & Spray es “sentir” y “decidir” porque ven cada planta y determinan el tratamiento apropiado para cada una. Sus modelos inteligentes utilizan visión artificial y aprendizaje automático que les permite distinguir diferencias sutiles, casi imperceptibles al ojo humano, entre plantas de algodón o soya y malezas de muchas especies y tamaños. 

Actuar 


En seguida, la máquina apunta sus boquillas robóticas a las malezas no deseadas a medida que se desplaza sobre el cultivo. Con gran precisión y precisión, aplica el herbicida solo a las malezas, evitando la aplicación de químicos en el cultivo o en áreas sin malezas. 

La aplicación precisa del herbicida permite a los productores reducir hasta en un 80% el volumen de químicos aplicados, controlar efectivamente la maleza y prevenir el fenómeno de resistencia. 

Verificar y aprender 


En un ciclo de "circuito cerrado", la tecnología See & Spray incluye un segundo conjunto de cámaras, que dota a la máquina con la capacidad de verificar automáticamente el funcionamiento del rociado mientras avanza por el cultivo. Es decir, evalúa el herbicida aplicado, realiza ajustes y aprende a medida que avanza. 

Blue Rivers Technology recopila constantemente datos sobre las decenas de miles de plantas en cada campo, para mejorar continuamente su software al servicio la agricultura. 

A finales del 2017, Deere & Company, más conocida por su marca de tractores verdes “John Deere” adquirió Blue River Technology pagando a sus creadores 305 millones de dólares. En todo caso Blue River sigue siendo una subsidiaria administrada de forma independiente con espíritu emprendedor y, ahora, con el apoyo de uno de los líderes mundiales en agricultura de precisión. 

La historia de Jorge y Lee con la creación de su empresa Blue River Technology y el desarrollo de su tecnología See & Spray ha sido exitosa porque ha resuelto problemas de la industria agrícola y ha creado valor para los agricultores. 

Su historia también puede ser una metáfora de cómo las personas podemos mejorar nuestros juicios morales, de manera que con ellos podamos contribuir al mejoramiento de la sociedad. Supongamos que un gran cultivo de algodón o soya representa todo aquello positivo y valioso que los seres humanos podemos crear en conjunto; entonces, la maleza serían los males que afectan a nuestra sociedad. 

Ahora bien, si cada uno de nosotros es un agricultor responsable de erradicar la maleza, debemos ser capaces de hacer juicios morales. Se trata de una tarea que debemos hacer siempre frente a nuestro propio comportamiento pero que también podemos hacer frente al comportamiento ajeno, con el fin de cuidad a nuestra familia, comunidad y sociedad. Por simplicidad, voy a abordar el juicio moral como el acto mental que nos permite distinguir el comportamiento correcto del incorrecto de otras personas. 

Admitamos que la gran mayoría de las personas disponemos de esta capacidad moral porque hemos desarrollado esta función emergente de nuestro cerebro social que llamamos “conciencia”. 

Experimentamos escrúpulos, vergüenza o culpa y, también, empatía hacia los demás, especialmente cuando sufren o experimentan dolor. Sin embargo, estas experiencias no son suficientemente precisas para sustentar nuestros juicios morales concretos porque desembocamos muy fácilmente en prejuicios, sesgos y generalizaciones. 

Cuando nuestros juicios morales son imprecisos no sirven para ayudar a los demás ni para luchar contra la injusticia, la desigualdad, la discriminación, la violencia o la corrupción. 

Con una efectiva tecnología del juicio moral logramos prevenir conflictos y colisiones entre las personas, así como armonizar nuestras acciones con los demás, porque detectamos, ojalá a tiempo, los problemas y las consecuencias negativas de los comportamientos dañinos o decisiones equivocadas. 

Necesitamos, por lo tanto, una tecnología que nos permita evaluar oportunamente la conducta, dirigir con precisión nuestra atención hacia lo dañino, rociar con argumentos éticos a los responsables, evaluar la efectividad de nuestros argumentos y aprender de la experiencia. 

El punto más crítico es enfocar la conducta, lo que hace y dice la persona, teniendo en cuenta su intención y las circunstancias específicas de su actuación. De esto se desprende que un justo juicio moral requiere conocer, también, cómo la persona describe su conducta y cómo la explica, en función de sus intenciones y circunstancias concretas. No basta, entonces, con la observación “objetiva” de la acción y, mucho menos, con los comentarios de terceros. 

A partir de la exploración de la perspectiva ajena, podemos contrastar sus criterios y la jerarquía de sus principios o valores morales, y advertir los daños y los conflictos interpersonales causados o potenciales. 

Terminemos con un ejemplo de un juicio moral, estructurado con lo que hemos llamado una “tecnología efectiva”: “Tu participación en reuniones sociales y fiestas durante esta cuarentena es inconveniente porque te puedes contagiar con esta enfermedad que puede llegar a ser mortal y puedes transmitirla a otros. Entiendo que la cuarentena ha sido más larga de lo que nos imaginábamos, que quieres compartir con tus amigos, divertirte y descansar del encierro, pero tu deber ahora es cuidarte y cuidar a tus padres. ¿Eres consciente de las consecuencias que podría tener una sola salida?”. 

Para hacer buenos juicios morales no tenemos que atacar a la persona; la consigna “Duro con el problema y suave con las personas”, debería ser una condición para el juicio moral justo. 

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CRÉDITOS 

Videoclips tomados del canal de Blue River Technology y vistos en http://www.bluerivertechnology.com/ 


Videoclips descargados de https://www.pexels.com/es-es/ 

Música: 

Sundays To Be Thinking About 

by Speck (c) copyright 2018 Licensed under a Creative Commons Noncommercial Sampling Plus license. http://dig.ccmixter.org/files/speck/58216 Ft: Javolenus, ingemannStrunch, Apoxode

sábado, 20 de junio de 2020

¡Tienes derecho a guardar silencio!

Aunque no estés detenido.


(Al final, hay un video de esta publicación)

¡Cómo nos equivocamos a veces! La luz nos parece mejor que la oscuridad, la transparencia mejor que la opacidad y el revelar mejor que el ocultar. 

¿Qué mantienes bajo reserva?, ¿Cómo manejas tu propia oscuridad?, ¿Cómo vives tu intimidad? 

Hubo un tiempo en el que las cosas eran más privadas, más personales. Con los medios masivos de comunicación, internet y las redes sociales, la esfera de la privacidad es cada vez más pequeña. 

Culturalmente, también asistimos a una transformación que reduce las dimensiones de lo que se considera personal o estrictamente familiar. La lucha necesaria contra todas las formas de violencia de género, contra el racismo y contra la desigualdad social, nos induce a correr el velo de lo privado y hacerlo público. 

Ahora, con el posicionamiento de las libertades, la transparencia y los derechos de todos, la agresión, la discriminación y la inequidad se manifiestan abiertamente en las redes sociales y en las calles. Al fin y al cabo, así es más factible convocar la solidaridad y la suficiente presión social para visibilizar los problemas que antes pertenecía a la esfera de lo íntimo o del secreto familiar. 

De hecho, muchas personas maltratadas, al atreverse a revelar su sufrimiento, han experimentado una verdadera liberación personal ante el dolor. 

Luchar abiertamente contra los males de nuestra sociedad, contra lo que se nos hace intolerable, es un reto que puede tener un significado moral. Pero, a veces sucede que nuestras posturas individuales se manifiestan como si fueran deberes u obligaciones de todos. 

Hay quienes, a sabiendas de ser víctimas de la injusticia, prefieren guardar silencio o sólo hablar con su guía espiritual, su psicólogo o la autoridad correspondiente, antes que intentar darle publicidad a su tragedia. Así como para algunos, su deber es “contar su vida” al público, para otros, por el contrario, su deber es “guardar el secreto” en su conciencia o un círculo muy reducido. 

El silencio, la reserva y la confidencialidad de lo íntimo o de lo familiar, también es una forma legítima de manejar la tragedia. 

Expresarse abiertamente o mantenerse en silencio, son conductas que no tienen un significado único porque cada individuo “es un mundo”, es irrepetible, con una personalidad y unas circunstancias particulares. El significado de cada conducta depende en gran medida de los motivos que tenemos para adoptarla. 

Tomemos un caso representativo de esta tendencia a luchar contra cualquier cosa que vulnere la libertad y la autonomía de la mujer. Más de una decena de países han prohibido a las mujeres musulmanas el uso del velo, o yihab, en ciertos ámbitos o totalmente. La prohibición se basa en la amenaza del terrorismo y en la defensa de las mujeres mismas contra formas anacrónicas de sumisión. 

No obstante, el uso del velo no tiene un significado único, como quisieran justificarlo las autoridades en esos países; es más, el uso del yihab tiene consecuencias distintas, dependiendo de cada mujer. 

Una investigación realizada en Irán y Arabia Saudita, encontró que la experiencia afectiva de las mujeres que usan velo para cubrir su cabeza o su cara, depende de las razones y motivos que tengan para hacerlo (Legate et Al, 2020). El velo, por motivos autónomos, para expresar la feminidad, la identidad o la fe, se relacionó con vivencias positivas y de satisfacción personal; en cambio, el uso del velo para atender motivos ajenos, sin percibirlo como una elección personal, tuvo resultados mixtos. 

Si tuvieras que describir el yihab en una sola palabra… ¿cuál sería? “Sin duda, LİBERTAD. Me ha dado la oportunidad de que se me juzgue por mi inteligencia y no por mi cuerpo.”- Zamira Bazán 

Contrario a lo que creemos los que no somos musulmanes, el uso del velo no admite una única interpretación y, mucho menos, negativa. De la misma manera, “contar la vida” o “guardar el secreto” no tienen un significado único sino que son dos opciones distintas en el ejercicio de la libertad personal. 

En conclusión, aunque la tendencia predominante nos invite a volver público lo íntimo o lo familiar, podemos callar, ocultarnos, olvidar o guardar nuestros secretos, cuando lo estimemos conveniente o necesario. También son formas legítimas de ser asertivos en nuestras relaciones interpersonales. 

Si dejáramos que los prejuicios se impusieran sobre nuestro derecho a guardar silencio y a la intimidad, cuando así lo queremos, estaríamos entregando a otros nuestra autonomía, nuestro bienestar y nuestra libertad. 

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Velos sobre las mujeres, conflicto, costumbres, género, hiyab, mediación, religión, velo, MARIANA RUIZ DE LOBERA en https://aulaintercultural.org/2014/04/11/velos-sobre-las-mujeres-la-polemica-de-los-signos-religiosos-en-la-escuela-publica-desde-una-perspectiva-intercultural/

Detrás del hiyab: lo que opinan las mujeres musulmanas sobre el velo, https://marcandoelpolo.com/detras-del-velo-lo-que/

Motives behind the veil: Women’s affective experiences wearing a veil depend on their reasons for wearing one , por NicoleLegatea1NettaWeinsteinb1KhalidSendicMayaAl-Khoujad en https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S009265662030057X?via%3Dihub

sábado, 13 de junio de 2020

Pilatos también se lavó las manos

El nuevo significado moral de actos triviales.


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Lavarse las manos tiene muchos significados: no asumir la responsabilidad (Pilatos se las lavó ante el pueblo de Jerusalén), cuidar la higiene personal o, ahora, ¡salvar vidas! 

¿Qué actos se han vuelto importantes para ti?, ¿Cómo te cuidas?, ¿Cómo cuidas a los demás? 

Por el miedo de contagiar, enfermar o morir que nos persigue en esta pandemia, muchos actos triviales se han convertido en actos importantes para nuestra salud y la de los demás. 

Lavarse las manos, guardar cierta distancia de las personas, taparse la boca al toser, no hablar con la boca llena, limpiarse los zapatos al entrar a un sitio, bañarse, estaban sólo regidos por la costumbre o la cortesía. Pero, ahora tienen un significado más amplio porque también son medidas de bioseguridad. 

Son actos para el cuidado de nuestra salud y la de los demás que minimizan el riesgo de contagio, enfermedad y muerte. No obstante, sólo son posibles actuaciones en el marco de nuestra libertad personal porque podemos realizarlos o no y podemos hacerlos bien o mal. 

De hecho, en muchas ocasiones estamos atentos a realizarlos de manera muy consciente, pero en otros momentos se nos olvidan o los hacemos a la carrera o superficialmente. 

En resumen, tales actos simples ahora tienen serias implicaciones morales porque no son reflejos fisiológicos ni respuestas automáticas de nuestra especie, sino que son actos derivados de nuestras decisiones cotidianas, frente a un conjunto más amplio de posibilidades que las circunstancias nos ofrecen. 

Esta pandemia nos exige crecer en moralidad, pero ¿tenemos claro en qué consiste lo moral? 

Lo moral, cuando nos referimos a nuestro comportamiento individual o grupal, guía y compara nuestras declaraciones con nuestros actos -lo que decimos con lo que hacemos-, a la luz de la reflexión ética. 

La declaración moral 


Nuestras declaraciones morales son el resultado de nuestros: 

Criterios que nos permiten diferenciar lo correcto de lo incorrecto o lo bueno de lo malo. Por ejemplo, el procedimiento para el lavado de manos. 

Valores que nos permiten jerarquizar nuestras posibles actuaciones, para reconocer los actos más correctos o más buenos, entre las posibilidades que tenemos. Por ejemplo, la responsabilidad de lavarnos las manos. 

Razonamientos que nos permite jerarquizar nuestros criterios y valores, así como organizar nuestras ideas en argumentos convincentes para nosotros mismos y los demás. Por ejemplo, los beneficios de lavarnos bien las manos y los perjuicios de no hacerlo así. 

La actuación moral 


Nuestras actuaciones morales resultan de nuestras: 

Intenciones que nos permiten llevar a cabo nuestras decisiones y actuar con sentido de autonomía y voluntariedad. Por ejemplo, el deseo de lavarnos bien las manos para evitar dispersar el coronavirus. 

Actos que nos permiten satisfacer necesidades, lograr objetivos, resolver problemas o maximizar nuestras satisfacciones. Por ejemplo, el lavado de manos con jabón, durante cuarenta segundos y de acuerdo con el procedimiento recomendado. 

Responsabilidad que nos permite mejorar nuestras declaraciones y actos, asumiendo las consecuencias y remediándolas cuando sea necesario. Por ejemplo, asumir el lavado de manos como un deber y reconocer cuándo tenemos que volver a lavarnos las manos. 

Resumiendo, la frase “me lavo las manos para eliminar el mugre y los microbios” se convierte, por la implicación moral que hemos descubierto, en “me lavo las manos muy bien porque no quiero contagiarme ni dispersar el virus y porque tengo la responsabilidad de cuidarme y cuidar a otros”. 

En este ejemplo, nuestro pequeño esfuerzo al dedicar más jabón, agua, atención y tiempo en el lavado de manos, tiene el inmenso significado moral de salvar vidas, la nuestra, la de nuestros familiares y la de muchas otras personas. 

Por el miedo de contagiar, enfermar o morir o por el deseo de hacernos mejores, hagamos que muchos actos triviales se conviertan en actos morales para nuestro bien y el de los demás. 

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sábado, 6 de junio de 2020

Que esta plaga no acabe con nuestro jardín

Lecciones de un jardinero para comprender seis cambios sociales. 


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Juan es un campesino con un sentido común muy “natural”. Cuida el jardín de nuestro edificio y otros de nuestro barrio. 

¿Cómo enfrentas los peligros?, ¿A quiénes debes cuidar?, ¿En quiénes te apoyas? 

Ayer por la mañana me crucé con Juan y tuvimos una interesante conversación: 

¿Cómo ha estado? 

Bien sumercé. 

¿Y su familia cómo está? 

Pues ahí… Pasando las duras y las maduras. 

Ah, ¡caramba! Sí..., la situación ha estado muy difícil para muchos. 

Nosotros estamos acostumbrados a sufrir pero, también, a lucharla y salir adelante. Como dicen, la “esperanza es lo último que se pierde”. 

Sí, ahora con tantos cambios, la esperanza es más que necesaria. 

Mire sumercé: yo llevo más de treinta años en esto de las matas y créame cuando le digo, que no es la primera vez que las cosas cambian pero sí hay muchos cambios a la vez. 

Tiene razón, las cosas siempre están cambiando… 

Sí y, ahora, con todo esto del coronavirus y de la cuarentena, la televisión está diciendo que el mundo cambió para siempre…, que las cosas no volverán a ser como antes. Pero lo que yo creo es que el mundo siempre ha estado cambiando y nuestra vida también. Mire no más las plantas; nunca dejan de cambiar. 

Pero, seguramente hay cambios nuevos. 

Todo lo que pasa en el mundo, los campesinos lo podemos ver en la tierra y en las plantas. Yo le digo, no soy estudiado pero me parece que todo lo que está pasando, ya venía pasando. 

¿Cómo qué, por ejemplo? 

Por ejemplo, cuando decimos “hay que cambiar estos geranios” es porque se han puesto feos, están marchitos y eso significa que están muriendo. En el campo sucede lo mismo: se siembra pero uno no sabe qué va a pasar; puede ser que haya una bonita cosecha pero también puede ser que venga una plaga o que el clima no ayude y el sembrado se muera. 

De manera que las personas, así como las maticas, siempre estamos enfrentados a la enfermedad y a la muerte

Por eso, toca cuidar los sembrados y los jardines… Para que estén bien, pero uno sabe que también algo puede pasar. 

Sí, siempre hay que estar cuidando el jardín porque siempre hay riesgo… 

Sí, y uno sabe que a veces hay que llamar a los que sí han estudiado para que le ayuden a cuidar las maticas o los animales. Fíjese que el campesino sabe que cada tanto, hay que llamar al veterinario para las vacunas o para que atienda un animalito enfermo; en otras, hay que llamar al agrónomo para que examine una plaga o recomiende un fertilizante. 

Como dicen “zapatero a tus zapatos”. 

Lo único que podemos hacer es cuidarnos y cuidar a los nuestros, cuidar a los animales y cuidar las plantas. 

Tal vez lo que sí ha cambiado es que ahora la gente sale menos; mire no más que los niños ya no cogen el bus para ir al colegio sino que estudian en la casa y así también hacen los que trabajan en oficinas… Eso del teletrabajo. 

Pero, para mí, eso ya venía pasando, que las compras por internet, que leer el periódico por el celular, que mandar los mensajes de voz… A mí, la señora administradora me manda fotos del jardín y me pregunta que debemos sembrar o cuándo tenemos que podar o abonar; ella también me dice cuándo debo venir por WhatsApp y a veces, ni nos vemos. 

Y otra cosa, ahora el Presidente habla más por televisión. Es lo mismo que la Alcaldesa se muestra más. Parece que están más pendientes del pueblo… Eso es lo que siempre deberían hacer los políticos. 

¡De acuerdo! 

Porque siempre debe haber una persona que esté pendiente del jardín… No es que encarguen al jardinero y se olviden de los jardines… Alguien tiene que velar por las zonas comunes. Por ejemplo, aquí en el edificio, para eso está la señora administradora. 

Lo que sí es grave es que no haya trabajo… No me lo está preguntando, pero en tres edificios me han dicho que por ahora no vaya a trabajar, que la gente no está pagando la cuota de administración y que han tenido que reducir los costos… Y los jardines muriendo. 

Si las plantas no reciben lo que necesitan para vivir, hasta ahí llegó cualquier jardín. Nadie puede vivir sin alimento, sin hidratación y sin cuidado. Pero, qué se va hacer; uno sabe que cuando no hay plata, las cosas se ponen muy difíciles. 

Sí Juan, usted tiene razón. Bueno, muchas gracias por venir y por cuidar esos geranios. ¡Que esté muy bien! 

Mientras subía en el ascensor, me quedé pensando en lo que Juan había dicho a su manera. Que esta pandemia nos ha hecho más sensibles a: 
  1. Comprender el peligro de enfermar y morir 
  2. Cuidar de nosotros mismos y de los demás 
  3. Confiar en los científicos y en los expertos 
  4. Aprovechar la tecnología para aprender y trabajar 
  5. Subrayar el bien común como la principal responsabilidad del Estado y 
  6. Reconocer la desigualdad como el problema que tenemos que resolver en nuestra sociedad. 

Ojalá, todos seamos buenos jardineros en cada uno de los lugares donde habitamos, estudiamos o trabajamos, de ahora en adelante. 

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La música del video es de
In Peace - Snowflake (Magic Breeze rmx) by MagicBreeze (c) copyright 2011 
Licensed under a Creative Commons Attribution (3.0) license. http://dig.ccmixter.org/files/MagicBreeze/34162