Aunque no estés detenido.
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¡Cómo nos equivocamos a veces! La luz nos parece mejor que la oscuridad, la transparencia mejor que la opacidad y el revelar mejor que el ocultar.
¿Qué mantienes bajo reserva?, ¿Cómo manejas tu propia oscuridad?, ¿Cómo vives tu intimidad?
Hubo un tiempo en el que las cosas eran más privadas, más personales. Con los medios masivos de comunicación, internet y las redes sociales, la esfera de la privacidad es cada vez más pequeña.
Culturalmente, también asistimos a una transformación que reduce las dimensiones de lo que se considera personal o estrictamente familiar. La lucha necesaria contra todas las formas de violencia de género, contra el racismo y contra la desigualdad social, nos induce a correr el velo de lo privado y hacerlo público.
Ahora, con el posicionamiento de las libertades, la transparencia y los derechos de todos, la agresión, la discriminación y la inequidad se manifiestan abiertamente en las redes sociales y en las calles. Al fin y al cabo, así es más factible convocar la solidaridad y la suficiente presión social para visibilizar los problemas que antes pertenecía a la esfera de lo íntimo o del secreto familiar.
De hecho, muchas personas maltratadas, al atreverse a revelar su sufrimiento, han experimentado una verdadera liberación personal ante el dolor.
Luchar abiertamente contra los males de nuestra sociedad, contra lo que se nos hace intolerable, es un reto que puede tener un significado moral. Pero, a veces sucede que nuestras posturas individuales se manifiestan como si fueran deberes u obligaciones de todos.
Hay quienes, a sabiendas de ser víctimas de la injusticia, prefieren guardar silencio o sólo hablar con su guía espiritual, su psicólogo o la autoridad correspondiente, antes que intentar darle publicidad a su tragedia. Así como para algunos, su deber es “contar su vida” al público, para otros, por el contrario, su deber es “guardar el secreto” en su conciencia o un círculo muy reducido.
El silencio, la reserva y la confidencialidad de lo íntimo o de lo familiar, también es una forma legítima de manejar la tragedia.
Expresarse abiertamente o mantenerse en silencio, son conductas que no tienen un significado único porque cada individuo “es un mundo”, es irrepetible, con una personalidad y unas circunstancias particulares. El significado de cada conducta depende en gran medida de los motivos que tenemos para adoptarla.
Tomemos un caso representativo de esta tendencia a luchar contra cualquier cosa que vulnere la libertad y la autonomía de la mujer. Más de una decena de países han prohibido a las mujeres musulmanas el uso del velo, o yihab, en ciertos ámbitos o totalmente. La prohibición se basa en la amenaza del terrorismo y en la defensa de las mujeres mismas contra formas anacrónicas de sumisión.
No obstante, el uso del velo no tiene un significado único, como quisieran justificarlo las autoridades en esos países; es más, el uso del yihab tiene consecuencias distintas, dependiendo de cada mujer.
Una investigación realizada en Irán y Arabia Saudita, encontró que la experiencia afectiva de las mujeres que usan velo para cubrir su cabeza o su cara, depende de las razones y motivos que tengan para hacerlo (Legate et Al, 2020). El velo, por motivos autónomos, para expresar la feminidad, la identidad o la fe, se relacionó con vivencias positivas y de satisfacción personal; en cambio, el uso del velo para atender motivos ajenos, sin percibirlo como una elección personal, tuvo resultados mixtos.
Si tuvieras que describir el yihab en una sola palabra… ¿cuál sería? “Sin duda, LİBERTAD. Me ha dado la oportunidad de que se me juzgue por mi inteligencia y no por mi cuerpo.”- Zamira Bazán
Contrario a lo que creemos los que no somos musulmanes, el uso del velo no admite una única interpretación y, mucho menos, negativa. De la misma manera, “contar la vida” o “guardar el secreto” no tienen un significado único sino que son dos opciones distintas en el ejercicio de la libertad personal.
En conclusión, aunque la tendencia predominante nos invite a volver público lo íntimo o lo familiar, podemos callar, ocultarnos, olvidar o guardar nuestros secretos, cuando lo estimemos conveniente o necesario. También son formas legítimas de ser asertivos en nuestras relaciones interpersonales.
Si dejáramos que los prejuicios se impusieran sobre nuestro derecho a guardar silencio y a la intimidad, cuando así lo queremos, estaríamos entregando a otros nuestra autonomía, nuestro bienestar y nuestra libertad.
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Velos sobre las mujeres, conflicto, costumbres, género, hiyab, mediación, religión, velo, MARIANA RUIZ DE LOBERA en https://aulaintercultural.org/2014/04/11/velos-sobre-las-mujeres-la-polemica-de-los-signos-religiosos-en-la-escuela-publica-desde-una-perspectiva-intercultural/
Detrás del hiyab: lo que opinan las mujeres musulmanas sobre el velo, https://marcandoelpolo.com/detras-del-velo-lo-que/
Motives behind the veil: Women’s affective experiences wearing a veil depend on their reasons for wearing one , por NicoleLegatea1NettaWeinsteinb1KhalidSendicMayaAl-Khoujad en https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S009265662030057X?via%3Dihub
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