La resiliencia es una cualidad que tú también necesitas.
La resiliencia es una actitud que debemos practicar todos los días y no sólo en situaciones adversas; de hecho, nuestro día a día es el mejor escenario para hacernos más fuertes ante las dificultades.
¿Cuáles son tus principales fortalezas?, ¿Cuál es tu reacción habitual ante las dificultades?, ¿Lo que haces actualmente te lleva en dirección de tus sueños y propósitos?
No creas que la resiliencia es una actitud sólo necesaria para otros que vivan circunstancias muy desfavorables:
Ya no cultivas tu pasatiempo o hobby porque se volvió difícil conseguir los materiales?
Dejaste el gimnasio porque no querías cargar el maletín con los implementos deportivos?
Abandonaste un deporte porque se te presentó un accidente o una enfermedad?
Dejaste tus estudios porque eran muy difíciles o porque las circunstancias no eran favorables?
Renunciaste a tu trabajo porque te exigía sacrificio personal?
Estás a punto de abandonar tus sueños y regresar a tu país con las manos vacías?
La resiliencia es una palabra muy poco usada en nuestro lenguaje de todos los días, porque la usamos casi que exclusivamente para hablar de la capacidad de adaptación de una persona frente a una situación adversa. Y resulta que la mayoría de las personas no estamos viviendo a diario situaciones adversas, sino rutinarias o habituales dentro de nuestra actividad.
Sin embargo, cuando tú tienes un propósito por el cual estás trabajando, con mucha frecuencia, puedes encontrar dificultades, obstáculos o personas que te desanimen o desvíen de tu objetivo.
Esos obstáculos o distractores, pueden afectar no sólo tu proyecto sino tu propia identidad, si dejas que eso suceda.
Si tú quieres hacer realidad tus sueños, si quieres cumplir tus propósitos, si quieres lograr tus objetivos, entrena y desarrolla tu capacidad de resiliencia todos los días para que estés preparado cuando más la necesites. Es muy sencillo.
Ante cualquier dificultad, obstáculo, desánimo o distracción en la actividad que estés realizando, sigue estos pasos:
Toma distancia
Repite en tu mente “Esto que acaba de suceder no tiene por qué interrumpir mi trabajo, si elijo la manera de superarlo”.
Date una pausa
Respira lenta y profundamente cinco veces, como mínimo; ordena y estabiliza tus emociones y pensamientos de manera que estés como estabas antes del evento perturbador. Puedes decirte: "No le doy poder a nada o nadie, para que me haga abandonar lo que estoy haciendo"
Vuelve a la acción
Encuentra dos o más alternativas para superar la dificultad, de la mejor manera; encuentra dos o más razones para mantenerte animado o concentrado en tu actividad. Recuerda que ese trabajo, cualquiera que sea, es un paso más en la dirección de tus sueños y tu propósito en la vida. Háblate: "Yo lo resuelvo porque esto tiene sentido para mí".
Si haces este ejercicio con frecuencia y en las circunstancias de tu propia vida, serás más resiliente a la hora de la verdad, cuando más lo necesites.
En todo caso, mantén tu propósito, tu pasión, sigue luchando, no hay fórmulas de éxito, haz lo monótono con la misma diligencia que lo nuevo, haz la diferencia contigo y los demás.
Que nadie diga que tu fracaso fue porque te lo buscaste.
¿Hay alguna situación en tu vida que debas usar, ahora mismo, los tres pasos para entrenar tu resiliencia?
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