Ayudar a otros te brinda alegría, salud y bienestar.
La actitud que más nos acerca a los demás es ayudarlos ante un peligro o una necesidad, colaborar en el trabajo grupal o estar dispuesto siempre a poner los medios para que todos puedan alcanzar sus objetivos.
¿Tienes el hábito de ayudar a los demás?, ¿Tus amigos y tu familia reconocen tu disposición a ayudar?, ¿Cómo te sentiste la última vez que brindaste ayuda generosa y desinteresada?
Cuando viajé a París, las primeras instrucciones que recibí fue “No establezcas contacto visual con desconocidos”, “No contestes preguntas ni hagas conversación con ellos”, “Te vas a dar cuenta que todas las personas siguen sin prestar atención”, y “Para eso hay personas de información en la mayoría de los lugares”.
En una palabra, “No ayudes a nadie porque corres el riesgo de que te roben”. Son las mismas instrucciones que he escuchado en Bogotá, en Los Ángeles y otras ciudades.
En este mundo tan complejo, con tantas diferencias sociales, con valores poco interiorizados, con tantas personas que buscan aprovechar de los demás, es más difícil construir relaciones positivas en nuestra vida.
No obstante, una cosa es cuidarse de los peligros de interactuar ingenuamente con desconocidos y otra cosa es vivir siempre distante, aún con nuestro círculo de amigos o nuestra familia.
La actitud que más nos acerca a los demás es ayudarlos ante un peligro o una necesidad. También hay otras circunstancias en que es muy valioso brindar ayuda: colaborar en el trabajo grupal o estar dispuesto siempre a poner los medios para que el equipo o los otros puedan alcanzar sus objetivos.
Para mí, la ayuda y el servicio a los demás es un valor que procuro vivir en mi proyecto de vida.
Tú puedes pensar que la ayuda es entender la necesidad de la otra persona y procurar satisfacerla. Esto es cierto pero es una verdad a medias.
La ayuda a los demás te construye a ti mismo, te fortalece ante la adversidad y te pone en la ruta de la alegría, la salud y el verdadero bienestar.
Te invito a revisar tu estilo o proyecto de vida y a enriquecerlo con la ayuda a los demás, cualquiera que sean tus circunstancias y tu campo de acción.
Descubre por tu propia cuenta la alegría de servir y ayudar con generosidad a tu familia y a tu círculo de amigos.
¿Y por qué no? Aún a los desconocidos, especialmente en momentos de urgencia o de desastre.
¿Quién necesita tu ayuda en este momento? ¡Hazlo ya!
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