Cuatro actitudes para ser menos frágil.
¿Cómo podemos ser menos vulnerables si somos frágiles, por naturaleza? Descubre la función biológica de nuestra fragilidad y gana en plasticidad para enfrentar las situaciones adversas en tu proyecto de vida.
¿Cuándo fue la última vez que te sorprendiste con lo nuevo en tu vida?, ¿ Cuándo fue la última vez que te maravillaste con lo desconocido?, ¿Cómo puedes hacerte más fuerte?
Las plantas se marchitan, las frutas se pudren, las cosas se dañan, tus amigos enferman, tus seres queridos mueren… ¿Y tú?
El post anterior te invita a no construir tu proyecto de vida sobre la vulnerabilidad de otros ni a aceptar situaciones adversas que te hagan vulnerable.
No obstante, porque somos frágiles por naturaleza, más nos vale aceptar de una vez por todas que la fragilidad es una condición necesaria de nuestra existencia.
Muchas circunstancias de nuestra vida nos quiebran, desmoronan o deterioran. Un tropiezo o una caída, termina en una grave fractura, un desamor afecta nuestra moral y diluye nuestra felicidad, el mal clima nos enferma, los años nos envejecen y matan.
La función de la fragilidad en nuestra vida
La fragilidad, por ser natural en nosotros, tiene un significado biológico: es un recurso de la naturaleza para ayudarnos a ser adaptables e impulsar la adaptación de nuestra especie.
Así como un jarrón de cristal puede hacerse pedazos en un instante, nosotros nos podemos hacer añicos en cualquier momento.
Es el momento en que nos podemos hacer añicos o podemos crecer, aprender y evolucionar.
Tal vez, para ti, este preciso instante en que sientes que algo se rompe en tu vida, sea una maravillosa oportunidad para dejar atrás algo, aprender y hacerte menos frágil.
La fragilidad también es plasticidad
Piensa en la plastilina o en la arcilla que se usa para modelar. Son sometidas a tensión para suavizarlas y a presión para moldearlas; al final, adquieren la nueva forma que el artesano quiere darles y la mantienen… No regresan a su forma anterior.
Tú puedes ser como la plastilina o la arcilla, y adquirir una nueva forma en la tensión, presión o las nuevas circunstancias de tu vida, esas mismas que te podrían sacar de quicio, deprimir, enfermar o matar.
No seas como esas almohadas o colchones con Memory Foam, que siempre retoman su forma anterior.
Cuando encuentras la forma de superar una circunstancia adversa o una amenaza en tu vida, es decir, cuando aprendes de la vida, te haces menos frágil porque das un paso adelante.
Tú mismo cambias tus reacciones, aprendes nuevos comportamientos, superas costumbres, desarrollas mejores hábitos, y esta una nueva forma de actuar, te dan una nueva forma de ser.
El proceso de desarrollar la plasticidad es muy simple:
- Aceptas la tensión o presión intensas (que te podría hacer añicos)
- Dejas atrás lo que no te sirve
- Cambias tu forma de actuar y de ser
- Fortalece tu plasticidad para vivir mejor
Hoy se habla mucho del cambio climático, asociado al calentamiento global por el deterioro de la capa de ozono y el efecto invernadero, causado por los gases contaminantes de nuestra civilización.
Independientemente de esto, el clima siempre vive cambiando; tanto, que diríamos que el clima, como la naturaleza, es impredecible. Es cierto, hay mucho azar o aleatoriedad en el comportamiento de los fenómenos naturales.
Actitudes claves para hacernos más fuertes en nuestra vida
Si tu quieres hacerte menos frágil, fortaleciendo tu plasticidad para vivir, te sugiero:
Acepta el cambio y la incertidumbre: asume que siempre hay una nueva posibilidad en todo lo que sucede; no te ates siempre a lo conocido, lo esperado y lo previsible.
Usa lo favorable a tu favor: encuentra todo lo positivo que se revela en el cambio y en lo nuevo que hay en tu vida; convierte esos aspectos positivos en tu impulso para ser mejor; convierte de las circunstancias de cambio en oportunidades para tu vida; navega sobre las tendencias para ir más rápido o en la dirección correcta.
Protégete en todos los aspectos: adopta un estilo de vida saludable, buena alimentación, ejercicio frecuente, descanso, manejo del estrés; toma riesgos calculados; toma un seguro contra accidentes; protege tu patrimonio y tu familia; actúa con prudencia y sensatez.
Crece en fortaleza interior: sé humilde y sincero contigo mismo; aprende constantemente de la vida; ensaya nuevas respuestas, nuevas formas de actuar, nuevas formas de ser; desarrolla nuevas habilidades y virtudes; aprende nuevas competencias para la vida; fortalece tus competencias ocupacionales o profesionales; reflexiona, medita, ora o conecta con el universo; descubre la trascendencia y el poder interior que hay en ti.
Como hay muchos factores o circunstancias desfavorables que, desde afuera, pueden hacerte daño y llevarte a una condición de vulnerabilidad, no los refuerces ni los hagas más peligrosos con tu propia fragilidad.
Convierte tu fragilidad en plasticidad para vivir.
En este momento de ti vida, ¿Cuál tensión o presión puedes aprovechar para adquirir una nueva y mejor forma de vivir?
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