jueves, 3 de mayo de 2018

Un descubrimiento que transforma

Múltiples caminos de realización personal y felicidad. 


Mi esposa me recuerda con frecuencia un lema que tiene un poderoso significado: “Tu salud, tu vida, a tu manera”. Todos somos responsables de nuestra salud, pero cada uno elige su manera de cuidarla y de vivir. 

¿Cuáles son tus hábitos más personales?, ¿Qué es lo que te diferencia de los demás?, ¿Cómo decides tu camino? 

Una de las conquistas más significativas de los últimos decenios es el reconocimiento de que hay múltiples maneras de vivir y de luchar por nuestros sueños. 


Es una conquista frágil porque, de cuando en cuando, por aquí y por allá, surgen “líderes” o “movimientos” que quieren socavar nuestro derecho a vivir la vida de un modo personal. 

Es una conquista frágil porque, desafortunadamente, todavía seguimos educando a nuestros niños y jóvenes en sistemas educativos conservadores y colectivistas. 


Pero como todas las conquistas significativas en la historia humana, el reconocimiento de que hay muchas formas de vivir, muchas maneras distintas de ser hombre o mujer, muchos caminos para la realización personal, debe ser defendido por quienes valoran nuestro derecho a ser únicos e irrepetibles. 

Que haya múltiples formas de vivir y de ser feliz, implica que: 

1. No hay un camino único por el cual todos debamos transitar. 

2. No hay reglas universales que apliquen a cualquier circunstancia. 

3. No hay una meta única a donde todos debamos llegar. 


Hoy, cada persona tiene la responsabilidad de clarificar sus valores, establecer lo que quiere ser y elegir las actividades más apropiadas. Hoy cada uno es responsable de vivir su propio proyecto de vida. 

A pesar de que la gama de respuestas puede ser inmensa, tan amplia como seres humanos hay sobre la tierra, hay un criterio ético que aplica a la búsqueda y a la libertad individual: 

Hay muchas formas de vivir, pero cada uno de nosotros tiene el deber de vivir humanamente, esto es, humanizándonos a nosotros mismos, a los demás y a nuestras relaciones con los demás. 


En resumen, el derecho de vivir cada uno a su manera se enriquece cuando descubrimos que se trata de alcanzar la plenitud humana, reconociéndonos a nosotros mismos y a los demás, en este propósito ético. 

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