Vive cada día como un nacimiento, como un comienzo, como una nueva oportunidad.
La Navidad y el Año Nuevo, son días especiales para plantearnos nuestros mejores propósitos; nuestro deseo de vivir nuestra vida con base en resoluciones e intenciones revela una capacidad maravillosa en nosotros: nuestra conciencia intencional.
¿Qué propósitos te habías hechos para este 2017?, ¿Cuáles propósitos cumpliste?, ¿Qué propósitos debes hacerte ahora?
Rojo, verde, dorado, plateado, blanco…, los colores de la Navidad.
Villancicos, violines, campanas, marimbas, panderetas, castañuelas…, los sonidos de la Navidad.
Carnes, panes, quesos, vinos, uvas, postres, galletas…, los sabores de la Navidad.
Tal vez no hay una época tan atractiva, colorida y luminosa como la Navidad.
Con la navidad, nuestras casas se llenan de luces, colores, sonidos y sabores de paz, alegría, reconciliación y familia.
La época más especial del año
En la Navidad el mundo creyente celebra El Nacimiento con un propósito redentor y salvador; los no creyentes, celebran el descanso, el reencuentro con la familia y la transición a un nuevo año.
Para creyentes y no creyentes, la Navidad es una época distinta: hay un trasfondo de alegría y bondad. Hay un acuerdo implícito de vivir bien y de tener las mejores intenciones.
Con la Navidad se junta el fin de año y el comienzo de uno nuevo. Es una semana con un significado único que invita a todos a desearse “¡Felices Fiestas!”.
Época de propósitos
En medio de este ambiente festivo y de esperanza, la Navidad y el Año Nuevo son eventos propicios para plantearnos los mejores propósitos: dar y recibir, ser generosos, acercarnos a la familia, perdonar y hacer las paces con algunos, aprender, estudiar, trabajar, viajar, bajar de peso, ser más joviales, responsables o emprendedores, son algunas de nuestras intenciones.
Muchos de los propósitos que nos hacemos en Navidad o Año Nuevo, puede ser que nunca se lleguen a realizar, por falta de disciplina, dedicación o perseverancia. Pero, estos inconvenientes no son obstáculo para que año tras año, nos propongamos nuestras mejores intenciones en esta época.
Es cierto que las Fiestas podrían haber caído en el olvido o haber pasado de moda si no fueran impulsadas por el comercio, pero la necesidad de vender no tendría una acogida masiva si no fuera porque en el fondo a un fenómeno humano que resuena en cada Navidad y Fin de Año.
Algo muy profundo resuena en nosotros
Lo que sucede muy dentro de nosotros, sin distingo de nuestras creencias, es nuestra conciencia intencional: el hecho de que, por encima de nuestras necesidades vitales o sociales, están nuestras necesidades transcendentes y nuestra capacidad para dar y recibir de manera generosa.
Aunque una parte de nuestros propósitos se refieren a cubrir o solucionar necesidades vitales o sociales como dormir más, comer mejor, hacer ejercicio, cuidar nuestra salud, mejorar nuestras relaciones, ahorrar dinero, tener un mejor trabajo, muchos de nuestros propósitos en estas Fiestas apuntan a resolver necesidades existenciales o espirituales.
Ser mejores, perdonar, reconciliarnos, vivir en paz, ser más responsables, cumplir lo que prometemos, aprender algo nuevo, ser más felices, y muchas otras intenciones abstractas pero valiosas, inundan nuestra conciencia.
En este sentido, la vida, en esta época del año, se vive como una vida que, más allá del fenómeno natural o social, puede ser diseñada, planeada, construida, es decir, que puede ser asumida como un proyecto.
Y es la capacidad de prever, elegir, planear, proyectarse en el tiempo y referirse a valores abstractos, ese fenómeno humano que resuena en nosotros en estas Fiestas.
Vivimos nuestra conciencia intencional
Es nuestra conciencia intencional pulsando las cuerdas de nuestra vida, más allá de nuestras experiencias sensoriales y de nuestra intuición.
Los seres humanos estamos dotados de una conciencia intencional que nos indica y recuerda cada día, que podemos ser distintos y mejores, que no seguimos un destino fatal, que podemos ser autores de nuestra vida, que podemos ser autónomos, que somos responsables de nuestra existencia, nuestra dignidad y nuestra felicidad.
De manera, que si tú eres de las personas que se hacen propósitos, hay algo maravilloso en ti funcionando: tu conciencia intencional, es decir, tu capacidad para asumir tu vida con base en tus valores, intereses e intenciones, no como algo simplemente dado o inevitable.
Por eso, deseo que cada día de tu vida haya un espacio para tu conciencia intencional: vive cada día como el día más especial, como un nacimiento, como un comienzo, como una nueva oportunidad para plantearte y conseguir tus propósitos más loables. ¡Vive TU proyecto! todos los días.
¡Felices Fiestas!
¿Cuál es tu propósito más importante?
Sigue este blog, comparte esta publicación o publica un comentario.
Qué artículo tan específico, claro, conciso, sustancioso y acertado para la época navideña y de fin de año.
ResponderBorrar¡ MIL gracias !