Tienes un cerebro predictor.
A pesar de que millones de personas hacen cientos de planes durante su vida personal y profesional, muy pocos de ellos se cumplen.
¿Cuál es tu plan de vida o para los próximos años?, ¿Qué haces para cumplir tus planes?, ¿Cómo planeas tu futuro?
En tiempos primitivos, los seres humanos teníamos un cerebro capaz de cazar y matar animales tan grandes como el mamut lanudo, contribuyendo a su extinción; hoy en día ese cerebro nos sirve para seguir “matando” lo que nos proponemos.
Matamos en un sentido figurado: acabamos con cosas pendientes y logramos objetivos que nos hemos propuesto; pero también matamos en un sentido más real: dañamos nuestro planeta, a los demás y a nosotros mismos, sedientos de lograr metas y propósitos que no merecen semejante sacrificio.
El hecho es que tenemos un cerebro muy evolucionado: huir rápidamente de un peligro, aprovechando obstáculos y riscos en el camino, predecir y evitar riesgos, mientras estamos en pleno movimiento, definir secuencias de tareas o acciones para lograr objetivos concretos.
Nuestro cerebro, con una corteza prefrontal rica en miles de millones de conexiones neuronales, es una poderosa herramienta de control del movimiento y planeación del futuro. Pero está diseñado para ayudarnos a resolver sólo las incertidumbres del presente y del futuro muy cercano.
Sin embargo, algo nos empuja a proponernos objetivos de largo plazo, aunque el cerebro individual no es tan bueno haciendo esto.
La planeación de largo plazo puede definirse como la identificación de un objetivo distante en el espacio-tiempo y la secuencia de acciones y recursos necesarios para alcanzarlo.
La expansión del imperio romano, la conquista y colonización de América, la construcción de ferrocarriles, carreteras y puentes, la llegada del hombre a la luna, la expansión de internet, la minería de las criptomonedas, son ejemplos de objetivos colectivos de largo plazo.
Los seres humanos, trabajando en conjunto, hemos ejecutado proyectos de altísima complejidad que han transformado nuestra civilización. La clave está en la capacidad para realizar funciones especializadas y coordinarnos a través del tiempo, con el fin de alcanzar objetivos de largo plazo, que necesariamente son colectivos.
Ha sido posible, porque el trabajo colectivo optimiza la capacidad de nuestro cerebro individual, creando una red de cerebros en comunicación, trabajo sincronizado y metas de todos los plazos.
Si quieres alcanzar objetivos muy ambiciosos que requieran la combinación de muchas acciones y recursos, expertos con diferentes puntos de vista y competencias, etc., estás ante un proyecto muy retador y no un objetivo individual. Si tú asumieras toda la carga de estructurar el proyecto y ejecutarlo, probablemente nunca lo lograrías. Tu cerebro, como el de todos, no es muy eficaz cumpliendo planes de largo plazo a título individual.
Pero tu cerebro sí es muy bueno para la realización de tareas específicas, en coordinación con otras personas que hagan otras tareas, en función de objetivos compartidos y de largo plazo.
Convierte todos los objetivos de largo plazo, en metas pequeñas alcanzables en el corto plazo, declara públicamente tus planes y aprovecha las capacidades de tu cerebro y las de los demás. Al fin y al cabo, somos seres sociales.
Recuerda: no es que el cerebro no nos sirva para planear; es que hay que utilizarlo para lo que mejor sirve: planear lo concreto en el corto plazo y coordinarnos con los demás.
Comparte esta publicación, haz un comentario y sigue este blog, son formas de coordinarnos.
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