¡Pueden matarte o hacerte vivir!
No es lo mismo tener objetos de lujo que ser una persona exclusiva, elegante y perfecta.
¿Cuáles son tus aspiraciones?, ¿Tus aspiraciones a quién benefician?, ¿Qué estás haciendo para lograr lo que aspiras?
¿Tú también aspiras a tener un Hermès, Chanel, Louis Vuitton, Christian Dior, Ferragamo, Versace, Prada, Fendi, Giorgio Armani o un Ermenegildo Zegna?
Las marcas de lujo tienen un significado aspiracional para muchos y esto lo saben explotar muy bien. Te seducen hablándole a tu ego.
El lujo, en industrias tan variadas como moda, comida, vinos, automóviles, viajes o electrónica, te invita a lo exclusivo, a la perfección, a superar barreras y a subir por la escala social.
Pareciera que todo el mundo debiera aspirar a tener, al menos, un artículo de lujo para ser feliz, pero no es cierto.
Lo que sí es cierto es que tus aspiraciones son un arma de doble filo si no son auténticamente tuyas: ¡Puedes morir en el intento!
Hay aspiraciones que no te hacen daño; son las aspiraciones que nacen de ti, de tus sueños, de tu talento, de tus ganas de vivir, de tus valores, de tu vocación.
Tú no necesitas de Louis Vuitton, Christian Dior o Ferragamo para la perfección o la exclusividad.
Naciste con una perfección, evolucionada durante millones de años; ninguna marca de lujo tiene la perfección de tu cerebro ni de tu organismo.
Eres un ser perfecto, en constante interacción con el mundo, con aciertos y errores, pero siempre perfecto.
Eres un ser único, en capacidades, actitudes y potencial; eso lo supo tu mamá desde tus primeros años, y lo supiste tú, aunque lo hayas olvidado con el paso del tiempo.
Tú eres tu propia marca de perfección y exclusividad.
Hoy te invito a escribir tus genuinas aspiraciones, en términos de quién quieres llegar a ser.
¡Ponle tu marca personal a tus aspiraciones!
En el camino de convertirte en aquello que quieres ser, seguramente irás alcanzando lo que quieres tener y mucho más. Esto es así, no al revés.
¿Qué persona quieres ser?
¿Qué valores quieres ser?
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