Es una trampa que podría no gustarte.
Hay cinco aspectos que liberan y ayudan a construir la identidad en niños, jóvenes y adultos.
“Dime con quién andas y te diré quién eres”, es un refrán usado en algunos países para aconsejar a los niños y jóvenes respecto de la importancia de saber escoger sus amistades.
Hay algo de sabiduría en esa frase, pero lo que promete es infundado: nadie puede decirte quién eres y, mucho menos, con base en otra persona con quien andas.
¿Quién fuiste hace años?, ¿Quién eres?, ¿Quién quieres ser?
Decir quién eres equivale a definir tu identidad.
Si tienes el deseo de conocerte y responder a la pregunta de quién eres en este momento de tu vida, te invito a pensar en cinco aspectos que ayudan a construir la identidad:
Palabras: lo que has escuchado sobre ti, dicho por tus padres, profesores, compañeros y otras personas que te aman; también lo que dices de ti mismo.
Relaciones: los lazos que cultivas, así como las personas que te resultan ejemplares o influyen sobre ti.
Decisiones: tus valores, preferencias y gustos; también las opciones que tomas para ti de la vida.
Acciones: lo que haces, lo que te atreves a hacer y los resultados de tus acciones.
Pensamientos: tus pensamientos sobre las palabras de los otros y las experiencias que vives.
Como tu identidad no puede reducirse a definiciones, te invito mejor a construir tu identidad, en términos del sello personal o la huella que quieres dejar, cada día de tu vida.
Si tienes hijos o alumnos, ayúdales a construir su identidad.
Construir identidad es elegir personalmente las palabras, relaciones, decisiones, acciones y pensamientos, que tienen cabida en tu vida.
Construir identidad es un proyecto de toda una vida, puede darte alas y llevarte a paisajes grandiosos.
La identidad no es un traje prestado que tú te pones con palabras, relaciones, decisiones, acciones y pensamientos de otros.
Tampoco caigas en la trampa de intentar definir tu identidad: podrías quedar atrapado en aquello que digas de ti y podría ser que no te guste la situación.
Construir cada día no es lo mismo que definir.
¡Definir es morir!
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