El placer es una consecuencia de nuestro modo de vivir.
En las últimas décadas hemos cambiado la manera de pensar acerca del placer: en general, el placer es legítimo en el desarrollo de los niños, el descubrimiento de la sexualidad de los adolescentes, la relación de pareja y muchas otras actividades de la vida moderna.
¿Qué lugar ocupa el placer en tu vida?, ¿Cómo puedes lograr más placer?, ¿Qué tienes que hacer para gozar más tu vida?
El placer es gozar o disfrutar una situación. Es una experiencia de satisfacción espiritual, emocional o fisiológica que nos hace sentir bien con nosotros mismos, con los demás o con nuestro entorno.
En tanto que es una respuesta natural, es un mecanismo muy evolucionado para saber que algo es bueno o nos hace bien: la comida sana, la actividad física, el agua fresca, la higiene corporal, la armonía con los demás, el ayudar a otros, son fuentes de placer porque nos hacen bien.
Todo lo que nos hace bien o es bueno, en su justa medida, nos genera placer. Puede ser que el placer sea la consecuencia de una actividad nuestra o, simplemente, de nuestra percepción.
Realizar o hacer algo bueno o que nos gusta, es una fuente poderosa de placer: jugar, descansar, comer, cultivar un pasatiempo, correr, hacer ejercicio, conversar, bromear, reír, colaborar, trabajar, aprender, viajar, son actividades placenteras para muchos.
El placer que experimentamos también puede estar asociado a lo que percibimos: por ejemplo, el placer de sentir la brisa tibia del atardecer, el placer de ver el crepúsculo, el placer de oler el aroma del pino, el eucalipto o un ramo de rosas, el placer de saborear un buen vino o un café fresco, el placer de escuchar un concierto de piano y violín.
Hay un placer que surge de una situación particular, donde se mezcla la actividad intencional de la persona y la percepción aumentada que logra: es el placer generado por la meditación, la contemplación o la oración. Es el placer de estar presente, atento y abierto a lo que sucede, sin imponer nuestras expectativas o preferencias a la realidad, sino fluyendo incondicionalmente con la vida.
En resumen, aunque la vida es muy dura muchas veces, también es generosa y te regala múltiples momentos de placer por lo que haces y lo que percibes. Estas dos fuentes de saber se combinan en una tercera, cuando activas y desarrollas tu conciencia a través de la meditación, la contemplación o la oración.
Ten en cuenta que la búsqueda del placer por el placer mismo, no siempre es exitosa e, incluso, puede ser frustrante. El placer es una consecuencia de hacer o percibir algo bueno o que te gusta; y, en tanto que consecuencia, es el resultado de una causa: algo que haces o percibes.
Si quieres una sugerencia de mi parte, prefiere el placer como consecuencia de ser mejor o hacer algo bueno, mucho más que el placer de tener cosas o acumular bienes. En el ciclo de la creación vital hay una jerarquía: primero es ser y lo último es tener.
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