Una poderosa herramienta para vivir mejor

Tres retos y valores fundamentales de la vida. 

Vivir no es fácil; aunque persigas la felicidad, practiques la meditación y cultives una actitud optimista, la frustración, la tristeza, el dolor, la ansiedad, el miedo, la enfermedad, la pobreza y la injusticia te pueden afectar. 

¿Cuáles son las dificultades que tienes en tu vida?, ¿Cómo las estás enfrentando?, ¿Cómo puedes superarlas para estar bien? 

Fernando Savater (2015) dice que la vida tiene tres retos: 

• Vivir: fluir a través de la vida, aceptar lo que se presenta y cambiar lo que esté a tu alcance. 
• Convivir: ponerte en el lugar del otro, compartir lo que tienes, colaborar con otras personas. 
• Sobrevivir: detectar los riesgos, evitar los peligros y preservar tu vida y la de los demás. 

Tú puedes superar con éxito estos tres retos de la vida, con tres virtudes: 

Fortaleza para vivir: resistes las influencias nocivas, soportas las molestias y actúas con valentía para vencer las dificultades y lograr lo que te propones. 

Generosidad para convivir: te pones en el lugar del otro y actúas a favor de los demás, de manera desinteresada y con alegría, brindándoles lo que necesitan, lo que merecen o lo que les resulta útil. 

Prudencia para sobrevivir: recoges información que evalúas con buenos criterios, consideras las consecuencias favorables y desfavorables de una decisión para ti y para los demás, y actúas o dejas de actuar, de acuerdo con tu decisión. 

Esos tres retos, con los valores correspondientes, constituyen la escenografía del “saber vivir”. 

Al decidir y actuar con libertad, sabes que puedes equivocarte o puedes acertar en el arte de vivir cada situación de tu vida. 

Las lecciones aprendidas por los seres humanos y, en particular, las aprendidas por ti a lo largo de tu vida acerca de lo que te conviene, constituyen la ética. 

En este sentido, la ética te guía por el camino de elegir, decidir y actuar lo que te conviene, para que puedas vivir, convivir y sobrevivir de la mejor manera, de acuerdo con tus necesidades, capacidades, expectativas y oportunidades. 

Así mismo, la ética es una herramienta que te empodera y amplía tu horizonte, brindándote esperanza, tranquilidad y paz espiritual. 

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El trabajo del “Negrito del Batey”

¿El trabajo lo hizo Dios como castigo? 

“A mí me llaman el negrito del batey 
Porque el trabajo para mí es un enemigo 
El trabajar yo se lo dejo todo al buey 
Porque el trabajo lo hizo Dios como castigo. 
A mí me gusta el merengue apambichao 
Con una negra retrechera y buena moza 
A mí me gusta bailar de medio lao 
Bailar medio apretao 
Con una negra bien sabrosa.” 

¿Cómo puedes mejorar tu vida?, ¿Qué puedes hacer mejor?, ¿En qué debes hacer tu mejor esfuerzo? 

El Negrito Del Batey es un famoso merengue popularizado por La Sonora Matancera en la voz de Alberto Beltrán; contrapone el trabajo con el baile, en un contexto de liberación de la esclavitud y del trabajo en condiciones infrahumanas. 

Trabajo es cualquier esfuerzo realizado para conseguir un objetivo; en este sentido, no se debe reducir el trabajo al hecho de tener un empleo. Es valioso trabajo el esfuerzo realizado por el ama de casa, el voluntario, el líder social, el emprendedor, el deportista o el artista. 

En términos de la física clásica, el trabajo es equivalente a la fuerza o energía necesarias para alterar el movimiento de cualquier objeto. 

En todo caso, el trabajo es una actividad que realizamos a lo largo de nuestra vida; incluso, apreciamos y valoramos la dedicación al trabajo, excepto cuando es forzado, ilegal u obsesivo. 

El trabajo es una fuerza para alcanzar tus sueños. 

No basta con soñar ni tener una buena educación; es necesario realizar mucho trabajo para alcanzar lo que uno se propone. 

Tu trabajo es una fuerza que transforma tu vida y la de los demás, cuando: 

• No te rindes, te sobrepones a los obstáculos y sigues luchando por lo tuyo. 
• Superas el rechazo, las negativas y el desinterés de otros. 
• Abres puertas y aprovechas oportunidades. 
• Das lo mejor de ti, avanzas un paso más cuando otros deciden parar. 
• Pones tu mejor esfuerzo en lo que haces. 
• Mantienes el foco en tus metas. 
• Aprendes a lo largo de la vida y desarrollas nuevas habilidades.
• Colaboras con tu familia o con tu equipo para lograr lo que se han propuesto. 

Si trabajas así, te mereces “bailar apambichao con una negra retrechera y buena moza”. 

De hecho, "bailar de medio lao, bailar medio apretao" fue un trabajo liberador para el Negrito del Batey. 

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La paradoja de la educación

Desaprender para aprender. 

El primer día de colegio es inolvidable: para los más pequeños y sus mamás, a veces, es desgarrador; para los más grandes es emocionante. 

¿A cuáles educadores recuerdas con cariño?, ¿Cómo te educas a ti mismo?, ¿En qué planeas seguir educándote? 

El colegio es uno de los escenarios donde transcurre el proceso de socialización de niños y adolescentes, llamado educación. 

Muchos adultos tienen hermosos recuerdos de sus años colegiales, pero también hay quienes tienen dolorosas memorias. 

La educación es una actividad que tiene tres intenciones prácticamente universales: 

• Estimular y desarrollar las características, cualidades y potencialidades. 
• Guiar por el camino de la virtud moral, el conocimiento y la madurez afectiva. 
• Incitar a la acción autónoma, libre y responsable. 

De esta manera, se facilita la socialización y el empoderamiento de niños y jóvenes. 

En casi todas las culturas, los primeros educadores son los adultos más cercanos: padres, abuelos, tíos, en suma, la familia extensa; la institución escolar complementa el esfuerzo de la familia y educa a través de metodologías y procesos especializados y eficaces. 

No obstante, hoy tenemos que ir más allá de dos pares claramente asociados a la educación tradicional: familia-profesores y niños-jóvenes. 

La educación es un proceso que debemos llevar a cabo durante toda la vida; por eso se habla de educación continuada, hace ya varias décadas. Poco sentido tiene seguir refiriéndonos exclusivamente a las duplas familia-profesores o niños-jóvenes, cuando hablamos de la educación como un proceso que incluye a los adultos sin limitación de edad. 

Las nuevas tecnologías, los avances en ciencia, artes y humanidades, y la transformación de la sociedad, nos obligan a seguir aprendiendo, sacar lo mejor de nosotros mismos en todo momento y crecer con el paso del tiempo. 

Justamente por esta dinámica social, tenemos que ser capaces de desaprender, superar las programaciones anteriores y liberarnos de cualquier atadura. En cierta manera, la educación continuada a lo largo de la vida, debe servirnos para dejar atrás la educación que recibimos cuando éramos niños o jóvenes, si queremos hacerle justicia a la grandeza de quienes nos educaron. 

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Tres pasos para soñar en grande

Sueños valiosos que te den paz y felicidad. 

Los sueños son producidos por tu cerebro mientras duermes; algunos son verdaderas pesadillas y otros son maravillosos. A veces, esos sueños son tan agradables que quisieras seguir soñando cuando te despiertas. 

¿Qué sueños has hecho realidad?, ¿Cuáles son tus sueños?, ¿Qué más puedes soñar? 

Una cosa es soñar mientras duermes, otra cosa es soñar cuando estás despierto. 

Soñar despierto puede ser un obstáculo para tu buen desempeño en el estudio o en el trabajo, si permites que tu imaginación disminuya la atención y la concentración que debes tener. Esto se llama distracción y es una forma de indisciplina. 

Sin embargo, en tu tiempo libre, soñar despierto puede darte una motivación enorme y puede ayudarte a mejorar. 

De hecho, “Sueña en grande” y “Haz que tus sueños se hagan realidad” son frases muy usadas en los temas de crecimiento personal. 

Pero, ¿Qué puedes hacer si no tienes un sueño que te motive y te llene de entusiasmo? 

Te propongo un camino de tres pasos para soñar despierto esos sueños que pueden movilizarte, transformando tu vida y de los demás. 

Te recomiendo que escribas, puede ser en tu Smartphone, tu portátil o a mano. Si no escribes puedes perder detalles muy importantes para ti. 

1. Observa lo que te aprisiona

2. Imagina lo que te libera

3. Declara lo que te apasiona

Paso uno: Observa lo que ahora te aprisiona 

Te pongo una condición: olvídate del pasado y concéntrate en tu vida actual, en el presente.

Haz una primera lista con cinco cosas o situaciones que hoy te limitan. Aquéllas que sientes que te atrapan, te agobian o te mortifican. 

Puedes ampliar esta lista escribiendo los obstáculos, problemas o adversidades que hoy están presentes en tu vida. 

También puedes escribir lo que quisieras cambiar en tu vida actual. 

Paso dos: Imagina lo que te libera 

Tienes otra condición: quítate cualquier miedo de encima, no censures tu imaginación y no apagues tu llama interior. 

Haz una segunda lista con las cosas o situaciones que te quitarían un peso de encima -eso que te atrapa, agobia o mortifica-, o que romperían esas cadenas u obstáculos de la primera lista. 

Complementa esta lista, imaginando cosas o situaciones que te gustarían, te darían alegría y te harían sentirte libre. 

Enriquece, aún más, tu segunda lista con cosas o situaciones que podrían desarrollar tu inteligencia, tus habilidades o tu personalidad. 

Puedes ayudarte, pensando lo que hoy no eres pero podrías llegar a ser, lo que hoy no haces pero podrías hacer, y lo que hoy no tienes pero quisieras tener. 

Escribe también cosas o situaciones que te darían mayor libertad y autonomía, más capacidades o mejores habilidades y relaciones más positivas y alentadoras. 

Finalmente, escribe todo lo que podrías hacer para beneficiar a las personas que amas o que te rodean. 

Paso tres: Declara lo que te apasiona 

La última condición: No descartes cosas o situaciones por miedo, porque las consideres improbables o porque creas que son difíciles. 

De la segunda lista, elimina las cosas o situaciones que no son aceptables ni deseables porque no están de acuerdo con tus valores o tus principios éticos. 

Del resto de la segunda lista, elige las tres cosas o situaciones que más te inspiren, te motiven o te llamen fuertemente la atención, sin importar el tiempo ni el esfuerzo que requieran. 

Imagina lo que pensarías, sentirías y harías si esas tres cosas se hicieran realidad; imagina la alegría, la felicidad y los beneficios que tendrías. 

Integra las tres en una sola, escribiendo una frase en términos de una anhelo, un deseo ferviente, que comience con “Tengo un sueño que consiste en…”. 

Finalmente, vas a elegir una sola cosa o situación que puedes lograr en hoy, en una semana o máximo un mes, porque es sencilla. 

Esta será una oportunidad para probarte a ti que quieres y puedes empezar a transformar tu realidad: hazla hoy mismo o conviértela en una meta clara con un tiempo definido, no más allá de un mes. 

No abandones tu sueño y renuévalo

Para terminar, ten en cuenta que los sueños son dinámicos: en cualquier momento puedes modificar una de las dos listas -lo que te atrapa y lo que te libera-, o cambiar la redacción de tu sueño. 

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Desenrédate, ¡No te compliques!

Guía práctica para decidir, actuar o relacionarte. 

Vemos que el sol sigue una trayectoria en el firmamento, desde que amanece hasta que anochece; si lanzas una piedra, seguirá una trayectoria curva hasta que caiga; los seres vivos, nacen, crecen, se reproducen y mueren… Todo sigue una trayectoria claramente determinada. 

¿Qué estás haciendo para guiar tu vida?, ¿Hay situaciones que quieres cambiar?, ¿Qué quieres lograr? 

De alguna manera, toda trayectoria es un encadenamiento de causas y efectos. La relación que hay entre una causa y su efecto es la causalidad. 

Los seres humanos no escapamos al principio de la causalidad: en todos los niveles (molecular, celular, orgánico, sistemas, organismo) funcionamos regidos por el principio de la causalidad: en nosotros, no hay eventos aislados o al azar, todo evento es causado. 

Incluso, en nuestra vida emocional o mental, la causalidad es un principio fundamental: se admite que todo lo que pensamos o todo lo que sentimos es causado. 

En la ciencia de la Psicología, se tiene establecido que una causa puede generar múltiples efectos y que un efecto puede estar generado por múltiples causas. 

Aunque parezca enredado, todo en nuestra vida está sujeto a una compleja red de causas y efectos que se extiende más allá del principio de nuestra existencia y más allá del último día de nuestra vida. 

Cuando tomas decisiones, realizas acciones o escoges relaciones, lo haces en un momento determinado de tu vida y estás condicionado por un plazo: una decisión, acción o relación no puede “estar en el limbo” eternamente. La vida no es vida sin decisiones, acciones y relaciones. 

Por eso, no vale la pena tener en cuenta esa compleja y casi infinita red de trayectorias de causas y efectos siempre que vas a decidir, actuar o relacionarte, porque tú no puedes controlar todas las causas ni predecir todas las consecuencias. 

Dos suposiciones prácticas

De manera que lo más práctico es suponer que hay unas pocas causas importantes y unos pocos efectos significativos en cada momento de tu vida.

Igualmente, puedes suponer que esas causas y esas consecuencias son de corto plazo, es decir, que sólo son importantes las causas más recientes y los efectos más inmediatos. 

Más allá, es decir, causas distantes en el pasado o consecuencias lejanas en el futuro, no pueden ser [fácilmente] conocidas por ti. 

Dos valores prácticos

Vive tu proyecto, vive tu vida, con responsabilidad: siendo consciente de las causas y las consecuencias inmediatas más importantes para cada decisión, acción o relación significativa. 

Pero, vive con la libertad de saber que la causalidad sólo es una medida de las probabilidades de que algo suceda; la causalidad no es inflexible ni una fatalidad en tu vida. 

Sutiles cambios en tus decisiones, acciones o relaciones, pueden producir resultados muy diferentes a los previstos: siempre habrá lugar para las sorpresas. ¡Este es el milagro de vivir! 

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Tres caminos para reencontrar el placer

El placer es una consecuencia de nuestro modo de vivir. 

En las últimas décadas hemos cambiado la manera de pensar acerca del placer: en general, el placer es legítimo en el desarrollo de los niños, el descubrimiento de la sexualidad de los adolescentes, la relación de pareja y muchas otras actividades de la vida moderna. 

¿Qué lugar ocupa el placer en tu vida?, ¿Cómo puedes lograr más placer?, ¿Qué tienes que hacer para gozar más tu vida? 

El placer es gozar o disfrutar una situación. Es una experiencia de satisfacción espiritual, emocional o fisiológica que nos hace sentir bien con nosotros mismos, con los demás o con nuestro entorno. 

En tanto que es una respuesta natural, es un mecanismo muy evolucionado para saber que algo es bueno o nos hace bien: la comida sana, la actividad física, el agua fresca, la higiene corporal, la armonía con los demás, el ayudar a otros, son fuentes de placer porque nos hacen bien. 

Todo lo que nos hace bien o es bueno, en su justa medida, nos genera placer. Puede ser que el placer sea la consecuencia de una actividad nuestra o, simplemente, de nuestra percepción. 

Realizar o hacer algo bueno o que nos gusta, es una fuente poderosa de placer: jugar, descansar, comer, cultivar un pasatiempo, correr, hacer ejercicio, conversar, bromear, reír, colaborar, trabajar, aprender, viajar, son actividades placenteras para muchos. 

El placer que experimentamos también puede estar asociado a lo que percibimos: por ejemplo, el placer de sentir la brisa tibia del atardecer, el placer de ver el crepúsculo, el placer de oler el aroma del pino, el eucalipto o un ramo de rosas, el placer de saborear un buen vino o un café fresco, el placer de escuchar un concierto de piano y violín. 

Hay un placer que surge de una situación particular, donde se mezcla la actividad intencional de la persona y la percepción aumentada que logra: es el placer generado por la meditación, la contemplación o la oración. Es el placer de estar presente, atento y abierto a lo que sucede, sin imponer nuestras expectativas o preferencias a la realidad, sino fluyendo incondicionalmente con la vida. 

En resumen, aunque la vida es muy dura muchas veces, también es generosa y te regala múltiples momentos de placer por lo que haces y lo que percibes. Estas dos fuentes de saber se combinan en una tercera, cuando activas y desarrollas tu conciencia a través de la meditación, la contemplación o la oración. 

Ten en cuenta que la búsqueda del placer por el placer mismo, no siempre es exitosa e, incluso, puede ser frustrante. El placer es una consecuencia de hacer o percibir algo bueno o que te gusta; y, en tanto que consecuencia, es el resultado de una causa: algo que haces o percibes. 

Si quieres una sugerencia de mi parte, prefiere el placer como consecuencia de ser mejor o hacer algo bueno, mucho más que el placer de tener cosas o acumular bienes. En el ciclo de la creación vital hay una jerarquía: primero es ser y lo último es tener. 

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