sábado, 25 de julio de 2020

Renacer cada mañana en tiempos de crisis

Usa un poderoso secreto interior.


(Al final, hay un video de esta publicación) 

Un escarabajo empujando el sol por el cielo, desde el amanecer hasta el anochecer, fue la representación egipcia de un dios sol, auto creado, símbolo de la vida eterna. ¿Cómo un humilde insecto llegó a simbolizar un dios? 

¿Qué estás haciendo para progresar y ser mejor?, ¿Cómo puedes sacarle mejor provecho a tu esfuerzo personal?, ¿Por qué a veces te sientes agotado? 

A los antiguos les llamó la atención la reproducción del escarabajo pelotero. Resulta que construye cuidadosamente una bola de estiércol y la arrastra por grandes distancias; esta bola sirve para que la hembra deposite sus huevos y las larvas crezcan al abrigo del calor producido por la fermentación del estiércol. 

De esta manera, un simple escarabajo, haciendo un trabajo cotidiano que muchos de nosotros rechazaríamos por considerarlo sucio y degradante, fue inspiración para que los antiguos egipcios vieran en él un símbolo de Jepri el dios sol, el dios que se hace a sí mismo cada mañana, el dios que renace todos los días de la plena oscuridad, 

La sabiduría es la capacidad cotidiana para vivir, convivir y sobrevivir sin desgastarnos con lo innecesario. 

Cada día lo podemos afrontar mejor cuando desarrollamos nuestra humildad que consiste en hacernos capaces de: 

1. Reconocer las cualidades y capacidades propias: 


Asumimos con alegría y generosidad nuestras fortalezas, las cultivamos para nuestro propio bien y el de los demás y no inflamos nuestro ego. 

2. Identificar las insuficiencias personales: 


Aceptamos con serenidad y optimismo nuestros propios límites y debilidades. 

3. Trabajar para ser mejor: 


Aprovechamos las experiencias para desarrollar nuestras competencias, virtudes y colaboración. 

4. Aprovechar debilidades y fortalezas para hacer bien: 


Sabemos distinguir cuándo es hora de recibir y cuándo es momento de aportar para hacer bien las cosas y forjar un mundo mejor. 

5. Valorar a las personas: 


Hablamos bien de los demás y criticamos sólo en privado la conducta del otro cuando hay motivos concretos. 

6. Actuar con discreción: 


Valoramos la coherencia y la efectividad de nuestra conducta, sin llamar la atención ni requerir los aplausos ajenos. 

7. Soportar la falta de atención: 


Validamos nuestras acciones y nos recompensamos por hacer lo correcto, sin obsesionarnos por el reconocimiento ajeno. 

8. Trabajar con honestidad y el mejor esfuerzo: 


Nos esforzamos en hacer cualquier actividad dando lo mejor de nosotros mismos, usando los mejores recursos y logrando resultados valiosos para los demás. 

Estos ocho hábitos conforman la virtud de la Humildad y nos ayudan a vivir, convivir y sobrevivir. 

Aprendamos de quienes se destacan en algún campo y, sin embargo, no se creen más que los demás ni se muestran prepotentes. 

¡Con humildad sincera todo se hace más fácil! 

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