Más allá de la estrategia de “la zanahoria o el garrote”.
Una deliciosa fogata, en la playa, el campo o nuestra chimenea, nos transmite su calor y energía, pero no es para siempre… Cuando se acaba la leña, se va apagando poco a poco.
¿Actualmente, cuáles son tus compromisos más importantes?, ¿Cuándo te gustaría actuar con más compromiso?, ¿Qué haces para que los demás se comprometan?
Desafortunadamente, ésta también parece ser la historia de algunas personas: en el colegio, la universidad, el trabajo, la vida de pareja, un proyecto o en su existencia, se van apagando poco a poco, a pesar de su compromiso inicial.
Compromiso es una conducta que tiene varios significados:
- Una decisión personal de alcanzar algo
- La fuerza interior (adhesión) en la intención
- La manifestación pública de la intención
- La acción o dedicación al hacer y alcanzar ese algo
Estos significados pueden ser interpretados como momentos sucesivos en el proceso de comprometerse con algo o como diferentes niveles de compromiso.
En todo caso, el compromiso de manera general, puede definirse como la determinación de asumir una tarea o actuar conforme con un objetivo.
El compromiso es una conducta muy frecuente en las personas y se manifiesta en los más variados campos y circunstancias. Sin embargo, lo opuesto, es decir la apatía o pasividad, también es una conducta muy probable, sugiriendo que compromiso y pasividad son los polos de una respuesta humana frente a los retos y desafíos de la cotidianidad.
Hace muchos años, el psicólogo Douglas McGregor (1960) caracterizó dos estilos administrativos con las letras “X” o “Y”, explicando que quienes se inclinan por el estilo “X” consideran que el ser humano tiende a la pasividad, mientras que quienes prefieren el estilo “Y” piensan que es activo y motivado. Esto es una simplificación de la famosa Teoría X-Y, pero válida para nuestro propósito ahora.
¿Cómo podemos fortalecer el compromiso en nosotros mismos y en los demás? Tradicionalmente, en la educación y en el gobierno corporativo, se ha entendido que tenemos dos opciones: "la zanahoria o el castigo":
- Algunos padres de familia o dirigentes son más inclinados a la “zanahoria” porque, tal vez, consideran que los hijos, trabajadores o ciudadanos son activos y motivados (Teoría Y).
- Otros preferirían más el “castigo” porque, quizás, piensen que los subordinados son perezosos, pasivos o negligentes (Teoría X).
En este sentido, la dedicación de una persona con una tarea u objetivo, puede estar determinada por:
- El valor de la tarea u objetivo.
- El interés de la persona.
- La búsqueda de la excelencia
O por:
- El miedo a otra persona.
- La coerción ejercida por un tercero.
- El “soborno” ofrecido (cualquier incentivo externo).
Pero más allá de la estrategia de la “zanahoria o el garrote” está la Teoría de la Autodeterminación propuesta por Deci y Ryan (2000): el compromiso con una tarea o un objetivo es más evidente cuando los individuos experimentamos un ambiente que apoya nuestra competencia, nuestra autonomía y nuestra necesidad de relacionarnos positivamente.
En resumen, podemos hacer que nuestras familias, escuelas, organizaciones, sean entornos que favorezcan la satisfacción de nuestras necesidades psicológicas, para contar con niños, jóvenes y adultos comprometidos con su propio bienestar y el bien común.
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