El impulso de nuestra motivación y nuestra vida.
Algunas veces nos sentimos con mucho ánimo, desde que nos levantamos y hasta que caemos rendidos; en otras ocasiones, nos cuesta mucho trabajo levantarnos y hacer cualquier cosa, simplemente ¡queremos que pase ese día!
¿Cuáles días de la semana te sientes con más energía?, ¿Cómo incrementas o recuperas tu energía?, ¿En qué inviertes tu energía en este momento de la vida?
Se dice que “la energía no se crea ni se destruye, sólo se transforma”; entonces, ¿Por qué algunos días nos parece que nos sobra energía y otros, que nos falta?
Vamos por partes: que la energía sólo se transforme tiene que ver con lo que se ha llamado la ley de la conservación de la energía, o de la materia, que aplica en términos generales a lo que sucede con la energía en el universo -o cosmos- y no en la escala individual, de nosotros los seres humanos.
Sin embargo, nuestra vida y todas las actividades que realizamos para mantenernos con vida y disfrutar de ella, requieren energía.
Los seres humanos tomamos la energía que nos brinda el sol a través de los alimentos que consumimos; las plantas nos han hecho el favor de transformar la energía solar en nutrientes que otros animales y nosotros mismos podemos metabolizar para producir energía. Así, cada vez que comemos alimentos de origen vegetal o animal, estamos renovando nuestro ciclo de producción de energía.
No obstante, a pesar de que tengamos una alimentación balanceada y oportuna, aunque nos suplementemos, no siempre nos sentimos con la misma energía para estudiar, trabajar, jugar, hacer ejercicio o salir a divertirnos. La diferencia puede estar determinada por lo que podríamos llamar nuestra "energía psicológica”.
La energía psicológica es muy variable porque depende de:
- Nuestras características personales
- El tipo de actividad
- Las diversas situaciones o circunstancias
Puesto que, en condiciones normales de alimentación, hidratación, sueño, esfuerzo y salud, disponemos de una cantidad de energía relativamente estable y suficiente, cuando hablamos de “energía psicológica” nos referimos al estado de activación general para la realización de una acción.
De acuerdo con González (2015), “la activación general del organismo se considera como un continuo de energía que va desde el sueño profundo hasta la máxima excitación”.
En el deporte, pero también en otros contextos de actividad física y mental, nuestra energía psicológica puede variar desde sentirnos en calma (sin excitación) cuando estamos en el estado de vigilia (despiertos o con una alerta normal) hasta la máxima estimulación, cuando estamos en una competencia, un examen o cualquier prueba de fuego.
Nuestra energía psicológica, así de variable, se manifiesta en lo fisiológico (altibajos en el funcionamiento de nuestro cuerpo), cognitivo (diferencias en el funcionamiento de nuestra mente) y motriz (cambios en nuestra disposición para movernos y desplazarnos).
La energía psicológica que tengamos en los diferentes momentos o en las distintas circunstancias, será el resultado de varios factores, entre los que podemos destacar:
- Perturbaciones y procesos fisiológicos normales
- Estímulos del entorno, incluyendo el comportamiento de los demás
- Nuestras necesidades vitales, psicológicas y sociales
- Nuestros objetivos, metas o propósitos
- Motivos y valores significativos que tenemos
Cualquiera de estos factores o todos en conjunto, pueden excitar nuestro organismo o nuestra mente, es decir, pueden crearnos una cierta tensión que genere algún proceso -involuntario o voluntario- tendiente a resolver esa tensión y recuperar el equilibrio.
Cuando se trata de procesos voluntarios, es decir, aquéllos en que debe intervenir nuestra conciencia y nuestra voluntad de hacer algo, la excitación básica se puede manifestar inicialmente como emociones o apetitos indiferenciados, al estilo de “algo me pasa” o “quiero algo, pero no sé qué es”.
De emociones o apetitos vagos pasamos a emociones específicas (sorpresa, asco, miedo, alegría, tristeza, ira) que nos proporcionan la energía necesaria para ponernos en movimiento, orientarnos y realizar actividades (Ceballos, 2015).
En resumen, la energía psicológica es un componente muy importante de nuestra motivación y la experimentamos muy variable a lo largo de nuestra vida y en cada momento del día porque es el resultado de múltiples factores.
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