sábado, 16 de marzo de 2019

Vitalidad, nuestra propia fuente de vida

Capacidad para vivir saludablemente.


Hay momentos en el día que nos sentimos con más energía y llenos de vitalidad; para algunos, puede ser las mañanas, para otros, las noches. Así como nuestra sensación de vitalidad cambia durante el día, también cambia con las circunstancias y con la edad. 


¿Qué revela la vitalidad de nosotros mismos?, ¿Cuándo te sientes más vivo?, ¿Como cuidas y cultivas tu vitalidad? 

Somos seres vivos; estamos constituidos por procesos biológicos que, a nivel molecular, tienen la capacidad de reproducirse y mantenerse de manera constante para preservar nuestra vida. Es el revolucionario concepto de autopoiesis (Maturana y Varela, 1973) de los sistemas vivos. 


La autopoiesis, o vitalidad, se manifiesta como una tendencia al crecimiento, al desarrollo y a la salud, de los seres vivos; como seres humanos no somos la excepción y nuestra vida también es una expresión de vitalidad autopoyética y de esa natural tendencia a vivir en cualquier contexto donde estemos. 

Hay muchos ejemplos de vitalidad: el niño pequeño que quiere estar jugando constantemente y que no quiere dormirse cuando estamos ya rendidos por el sueño, el adolescente que se recupera rápidamente de una cirugía o de una convalescencia, los jóvenes que son capaces de concluir una larga jornada de estudios en una noche de fiesta, hasta la madrugada, los atletas y deportistas en general que muestran gran flexibilidad, fuerza y velocidad en la competencia, las personas cuando se entregan diligentemente a la realización de sus deberes, de su trabajo o del cuidado de otros, los ancianos que sorprenden con su energía y entusiasmo, a pesar de la disminución de su fuerza física. 


Desde el punto de vista psicológico, la vitalidad se relaciona con una vivencia de “interés, excitación y confianza, lo cual a su vez se manifiesta (…) en una elevación de la vitalidad” (Nix, Ryan, Manly, & Deci, 1999). Por eso, es inevitable que asociemos la vitalidad como unos de los rasgos característicos de las personas automotivadas. 

Hay una clara relación entre conducta automotivada y autopoiesis vital. 

En resumen, la vitalidad hace parte de la naturaleza del ser humano, en cuanto somos seres vivos, una tendencia al crecimiento y al desarrollo; es una característica de nuestra capacidad para vivir plenamente y fluir saludablemente por las circunstancias de nuestra vida, aún en los peores momentos. 

Cuidemos y cultivemos, entonces, nuestra vitalidad. 


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