Tips para vivir con sentido este año.
Hay una historia muy bella:
“Desde la distancia, alguien observaba a un joven que se agachaba y saltaba; lo hacía muchas veces y sin detenerse. La persona que observaba se acercó y pudo darse cuenta que el joven en realidad recogía algo en la playa y lo lanzaba al mar; con mucha curiosidad, se acercó aún más y se dio cuenta que lanzaba una estrella de mar. Sorprendido por la dedicación del joven, le preguntó: “Si hay millares de estrellas de mar sobre la playa, ¿Qué sentido tiene que salves unas cuantas?”. El joven sin inmutarse, volvió a agacharse, tomó otra estrella de mar y la lanzó mar adentro, lo más lejos que pudo; sonriendo, miró al observador y le contestó: “Para ella, tuvo sentido…”, y siguió con su labor.”
¿Qué cosas no tienen sentido en tu vida?, ¿Qué tiene sentido para ti?, ¿Cómo das sentido a tu vida?
La mayoría de los seres humanos podemos soportar el aburrimiento, la frustración, la monotonía o el dolor, siempre y cuando sean ocasionales; sin embargo, nos pueden resultar insoportables cuando tales sentimientos son muy fuertes o los experimentamos repetidamente y por largo tiempo.
En estos casos, puede ser que nos preguntemos por el sentido de lo que nos sucede; la pregunta puede llegar a ser tan intensa que encontrarle una respuesta, puede ser nuestra tarea existencial más importante.
Cuando encontramos el sentido de una experiencia podemos encontrar alivio para nuestras penas y llenarnos de energía para afrontar las circunstancias de un modo más eficaz.
A veces, somos muy buenos consejeros de otras personas, animándolas a encontrar el sentido de sus obstáculos y problemas, con el argumento de que tales cosas “suceden” por algo o para algo. Pero no siempre nos resulta fácil encontrar el sentido de las pruebas que afrontamos en nuestro vivir; más aún, nos resulta muy difícil encontrar el sentido de las carencias, dificultades e incertidumbres que afrontamos.
No obstante, nos interesamos por hallar el sentido de las situaciones que vivimos e, incluso, de nuestra vida. Tal vez, nos anima la esperanza de encontrar algo de motivación para poder superar los momentos más difíciles.
Sin embargo, encontrar el sentido de los acontecimientos o de la vida no es algo natural. A lo largo de la historia humana muchos se han preguntado por el sentido de la existencia y, al día de hoy, no hay un consenso acerca de una respuesta que satisfaga a todos.
No es natural, porque una pregunta por el sentido de la vida empaqueta las más variadas experiencias y circunstancias de nuestra vida en un concepto abstracto: “la vida”, muy distante de la naturaleza sensorial, emocional y vivencial de nuestra experiencia cotidiana.
¿Cómo podemos encontrar el sentido a nuestra vida?
Como no es fácil ni natural encontrar el sentido de la vida, debemos asumir la pregunta por el sentido de nuestras circunstancias y de nuestra vida, no haciendo un ejercicio “filosófico” sino de otra manera:
Seamos concretos
No nos hagamos preguntas generales que sólo admiten respuestas generales; más bien identifiquemos las circunstancias “objetivas” de tiempo, modo y lugar, cuando estemos atravesando momentos de aburrimiento, frustración, monotonía o dolor.
Preguntémonos:
¿Cómo nos sentimos?, ¿Qué estamos pensando?, ¿Cómo actuamos o reaccionamos?, ¿En qué momento(s) y lugar(es) nos sentimos así?, ¿Qué está sucediendo con nosotros?, ¿Qué está sucediendo “afuera”?
Para no ahogarnos en nuestros sentimientos, describamos las circunstancias que estamos viviendo, de tal manera que un observador externo pudiera estar de acuerdo con nuestra descripción.
Seamos responsables
No le pidamos a la vida ni a un tercero que nos responda la pregunta por el sentido de nuestra vida; al contrario, asumamos que las diferentes situaciones por las que atravesamos pueden ser muy problemáticas y que la vida, más que respuestas, nos formula interrogantes.
Con nuestra descripción de lo que estamos viviendo, de acuerdo con las preguntas de más arriba, demos un paso más y preguntémonos:
¿Qué retos debo superar?, ¿Qué oportunidades se me presentan?, ¿En qué debo mejorar?, ¿Qué puedo aprender respecto de mi autonomía, competencias y relaciones?, ¿Qué necesitan de mí?
Interpretar nuestras circunstancias y darnos nuestras propias respuestas es responder por nosotros mismos a los interrogantes que la vida nos brinda.
Si dotamos de sentido cada uno de los momentos más difíciles e inciertos de nuestro vivir, es muy probable que descubramos una fuente de auténtica motivación y autodeterminación.
Tal vez, así, esos sentimientos de incertidumbre, aburrimiento, frustración, monotonía o dolor, sean más llevaderos y, quizás, nos conduzcan a ser mejores y a descubrir nuevas y esperanzadoras realidades.
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