Una aproximación [algo] filosófica.
- Como objetos “inteligentes”: robots, TV, relojes, asistentes personales, teléfonos, cámaras, automóviles, drones, lámparas, casas.
- Como servicios “inteligentes”: motores de búsqueda, apps, chatbots, videojuegos, correo electrónico, traductores, correctores ortográficos, recomendación de productos, música, películas, noticias o personas.
- Como software “inteligente”: antivirus, análisis de imágenes, reconocimiento facial o de voz, detección de enfermedades, desarrollo de medicamentos o alimentos, monitoreo del medio ambiente, tendencias sociales, características demográficas, detección de fraudes.
¿Qué dispositivos o aplicaciones inteligentes usas?, ¿Cómo han cambiado tu vida?, ¿Qué esperas de la inteligencia artificial?
Podemos portar, manipular y usar estos objetos, servicios y software inteligentes porque la transformación digital y el mercadeo los ha hecho accesibles con la promesa de contribuir a nuestro bienestar.
Estos sistemas de inteligencia artificial, que están a la mano, se manifiestan como útiles; es decir, objetos, servicios o software para algo.
Así, por ejemplo:
- El televisor inteligente es útil para: ver canales de televisión, ver películas o series de Netflix, ver videos y escuchar música, navegar por internet, organizar fotografías.
- Un chatbot inteligente es útil: para responder preguntas y dar instrucciones, obtener información de los clientes, presentar oferta de bienes o servicios, disminuir costos, hacer más amigable un portal de internet.
- Un software inteligente para detección de fraudes es útil para: identificar transacciones inusuales o riesgosas, prevenir a los clientes bancarios, controlar pérdidas económicas, asegurar las transacciones.
- El televisor inteligente también es útil para: recrearnos un rato o el fin de semana, capacitarnos, comunicarnos con nuestros seres queridos o compañeros de trabajo, conocer el mundo.
- El chatbot inteligente también es útil para: ahorrarnos tiempo, conocer mejor una institución o empresa, hacernos más amigable nuestra consulta, darnos ideas, decidir.
- El software de detección de fraude también es útil para confiar más en nuestro banco, evaluar nuestras medidas de seguridad, mantenernos más tranquilos, alertarnos, poner una denuncia ante las autoridades, reclamar nuestro dinero.
Por ejemplo, una aplicación inteligente para mi teléfono inteligente, como Waze, es para que me proponga la ruta más rápida o la que yo elija para llegar a mi destino; pero también es para que yo llegue puntualmente a una cita, para que mi médico detecte a tiempo un coágulo, para recibir el tratamiento adecuado, para cuidar mi salud, para estar bien, para poder compartir muchos años con mi familia y amigos.
Y como sucede con todos los útiles que son significativos a lo largo de nuestra vida, ajustamos nuestro comportamiento a los objetos, servicios o software con inteligencia artificial. Por ejemplo, eliminamos nuestro reloj despertador o radio reloj de nuestra mesita de noche y activamos la alarma de nuestro smartphone para levantarnos a tiempo; dejamos de lado los mapas en papel y el GPS, y digitamos la dirección de destino en Waze para seguir la ruta que nos propone.
Es decir, los sistemas de inteligencia artificial llegan a ser fundamentales en la manera como nosotros mismos nos comprendemos y como existimos en el mundo.
La conclusión que me parece más pertinente, es que todos los responsables o involucrados en el diseño, despliegue y utilización de cualquier sistema de inteligencia artificial, incluyéndonos nosotros mismos, tienen que ser conscientes de que el sentido de esta tecnología radica en lo que somos y también en lo que queremos ser, en lo que es nuestro mundo y lo que queremos que sea, en nuestros derechos fundamentales y en los objetivos de desarrollo sostenible.
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