domingo, 26 de abril de 2020

Un día de guerra en el año 2050

Lecciones del futuro para proteger nuestra autonomía. 


(Al final, hay un video de esta publicación)

Cualquier parecido con la realidad no es mera coincidencia. 

¿En qué cosas eres autónomo?, ¿Cómo se ha afectado tu autonomía?, ¿Qué puedes hacer para preservarla o recuperarla? 

Año 2050. Diminutas máquinas autorreplicantes están invadiendo el mundo, a gran velocidad, constituyéndose en la peor amenaza para la humanidad. 

No se sabe de dónde provienen pero sí hay evidencia de que estas microscópicas máquinas inteligentes fabrican copias de sí mismas, usando materias primas del ambiente, especialmente de los “cementerios” de residuos químicos peligrosos dispersos por todo el planeta. 

Al parecer, son máquinas portadoras de una peligrosa toxina que asfixia a todos los ciudadanos, por igual, y provoca daños neurológicos, entre los sobrevivientes. 

Ante semejante peligro, la Junta de Gobierno Global envía a las seis Autoridades Regionales de todo el mundo, la orden taxativa de 
“que los Estados Miembros refuercen las actividades de vigilancia para detectar de forma temprana los casos sospechosos (…)”.  

Como respaldo a lo decretado y con el argumento de “salvar vidas”, el Gran Fondo Económico Mundial destina una cuantiosa suma para: 
“Crear sistemas para la vigilancia comunitaria (…) en tiempo real y a través de enfoques proactivos de participación ciudadana basados en evidencias”. 

En lenguaje directo, La Junta de Gobierno Global con los recursos económicos a su disposición, ordena restringir, aún más, las libertades individuales y reportar todo movimiento, ubicación y contacto interpersonal, en tiempo real. 

Inmediatamente, los seis gobernantes Regionales, tres mujeres y tres hombres en un sistema paritario, dan las instrucciones a sus equipos de gobierno para que integren todos los potentes recursos de inteligencia artificial en un único sistema de información planetario. 

El mundo parece unirse nuevamente para enfrentar la gran amenaza. 

Todos los gobiernos locales, algunos actuando con celeridad y otros con pasmosa lentitud, establecen drásticas medidas de bioseguridad y estructuran severos protocolos, en respuesta a las instrucciones de su Autoridad Regional. 

Consecuentemente, amparados en la emergencia de seguridad sanitaria a nivel global, cada gobierno local asigna nuevas responsabilidades a sus ciudadanos e implementa sistemas de monitoreo individualizados para la totalidad de la población. 

Por ejemplo, el gobierno local en nuestra Región, indica que por la necesidad del urgente Sistema de Control Individual, todas las industrias y servicios deben implementar los siguientes controles: 

Primero, “(…) establecer mecanismos de seguimiento y monitoreo y autocontrol de esta actividad en todos los sitios de trabajo”. 

Segundo, “(…) identificar las condiciones de salud (…) (estado de salud, hábitos y estilo de vida, factores de riesgo asociados a la susceptibilidad (…), así como las condiciones de los sitios de trabajo a través de visitas de inspección periódicas”. 

Tercero, “Establecer un sistema de verificación para el control en el momento de la notificación positiva (…) en el que (…) registren todas las personas y lugares visitados dentro y fuera de la operación, indicando: Fecha, lugar, nombre de personas o número de personas con las que se ha tenido contacto, (…)”. 

Y cuarto: “Establecer el canal de información (…) para que informe cualquier sospecha de síntoma o contacto estrecho con personas confirmadas (...)”. 

En resumen, ningún ciudadano escapa a la facultad de control, inspección y vigilancia que tiene nuestro gobierno local. 

Igualmente, en función del Plan de Comunicaciones, el gobierno local ordena: 

“(…) divulgar las medidas contenidas en esta circular y la información sobre generalidades y directrices dadas (…)”. 

“Brindar mensajes continuos a todos los trabajadores y demás personal (…). Se deben utilizar medios de comunicación internos, mensajes por alto parlantes, protectores de pantalla de los computadores, aplicaciones digitales (…). 

“Realizar charlas informativas periódicas (…) respecto de la implementación de medidas de prevención (…), uso adecuado de elementos de protección personal e identificación de síntomas (…)”. 

En resumen, la comunicación entre los ciudadanos es puesta al servicio de los intereses colectivos, interpretados por el gobierno local por instrucciones de la Autoridad Regional con órdenes de la Junta de Gobierno Global. 

El mundo parece haberse unido nuevamente para enfrentar la gran amenaza sanitaria de las diminutas máquinas autorreplicantes afectando los derechos civiles. 

Hoy en pleno 2050, la seguridad global justifica el recorte de los derechos a la autonomía individual y la privacidad de los datos personales. ¿Pero qué podemos aprender de otras experiencias traumáticas en la historia de la humanidad? 

Sin duda, la pandemia que vivió el planeta entre los años 2020 y 2023, nos dejó una lección valiosa: La seguridad colectiva no debe deteriorar la autonomía y la privacidad de las personas, si se tiene en cuentas las siguientes condiciones: 

Primera, la inteligencia artificial es puesta al servicio de los ciudadanos, bajo la modalidad de App´s o herramientas Opt-in, de suscripción voluntaria, con garantía de privacidad de los datos personales. 

Segunda, los protocolos y las herramientas de control, basadas en inteligencia artificial, se diseñan de acuerdo con los valores de las personas objetivo. 

Tercera, los gobiernos locales comunican los valores que quieren proteger, en términos individuales, y las razones que sustentan las estrictas medidas de vigilancia. 

Y cuarta, los ciudadanos comprendemos las razones para la restricción temporal de nuestras libertades y derechos y avalamos los valores que motivan esas medidas sanitarias. 

En este sentido, nuestra historia en la década de los veinte, nos muestra que un diseño inteligente de los sistemas de control, que esté alineado con los valores más preciados de la ciudadanía, respaldado por un proceso de comunicación abierto y transparente sobre las medidas y las razones para el control generalizado, no afecta necesariamente el relativo bienestar psicológico para afrontar ataques como éste. 

Hoy, año 2050, podemos seguir prosperando, si ajustamos nuestro propio sentido de autonomía personal a las circunstancias sociales, generadas por esta amenaza biológica, y logramos que nuestra conducta individual contribuya a la seguridad de todos. 

En síntesis, no podemos seguir interpretando la autonomía como el derecho a “hacer lo que quiero” sino como un sentido de voluntad y elección en lo que hacemos o dejamos de hacer, porque comprendemos el bien común que persiguen las medidas impuestas y reconocemos que están de acuerdo con nuestros valores más preciados. 

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Inspirado en 

Calvo Rafael A, Deterding Sebastian, Ryan Richard M. Health surveillance during covid-19 pandemic BMJ 2020; 369 :m1373 en http://www.bmj.com/content/369/bmj.m1373.abstract

Textos entre comillas hacen parte de: 

Un documento de la Organización Panamericana de la Salud en https://www.paho.org/sites/default/files/2020-02/2020-feb-28-phe-actualizacion-epi-covid19.pdf


Resolución 000666 de 2020 que puede ser consultada en https://id.presidencia.gov.co/Documents/200424-Resolucion-666-MinSalud.pdf

sábado, 18 de abril de 2020

Cinco ventanas más para estar bien

Abramos las diez ventanas para nuestro bienestar. 


(Al final, hay un video de esta publicación) 

El orden en nuestra vivienda, el aire libre (así sea por la ventana), la apreciación de lo bello, la gratitud y el buen humor nos pueden brindar bienestar, aún en los momentos más difíciles. Pero, ¡hay más! 

¿Cómo te ayudas a estar bien?, ¿Y a los demás?, ¿Qué debes hacer para estar mejor? 

En la publicación anterior, ya compartí cinco propuestas para nuestro bienestar. En esta publicación vamos a explorar las cinco más poderosas:

6. Novedad: una apuesta por el cambio 


“Haz algo nuevo cada día. Pruébate en algo que no hayas intentado antes: yoga, pintar, tejer, dibujar, cocinar o escribir. 
No dejes que la monotonía del encierro se imponga sobre tu vida. Reconoce que cada nuevo día está hecho para ser vivido como es: un nuevo día, vivido con nuevas actitudes, retos y comportamientos. 
Disfruta los nuevos lanzamientos de series, películas, documentales. 
Descarga nuevas aplicaciones para aprender, practicar algo y relacionarte con las personas que tú quieres”. 

(Jaime) 

7. Esperanza: una apuesta por la luz 


“Tengamos una actitud positiva y optimista hacia todo lo que está haciendo la humanidad para salir adelante. 
Los esfuerzos de millones de personas para mantener el funcionamiento de la sociedad, para cuidar y proteger a los más necesitados, para desarrollar vacunas y tratamientos efectivos, para brindar herramientas de aprendizaje y colaboración que sean útiles para niños, jóvenes y adultos, etc. 
Estamos atravesando un peligro que, en muchos caso, está sacando lo mejor de nosotros mismos y de nuestros congéneres”. 

(Patty) 

8. Beneficiencia: una apuesta por la bondad 


“Hacer el bien los unos a los otros, no es un mandato divino sino el secreto para cultivar nuestro bienestar cuidando el bienestar de los demás. Es un gana-gana, como se dice hoy en las técnicas de negociación. 
El prójimo son todas las personas cercanas, próximas, a tu vida: tus familiares, tus vecinos, las personas que llegan a tu puerta y las que se cruzan en tu camino. 
La distancia social debe dar cabida a un reencuentro de los corazones: hagamos todo el bien que podamos en estos días para que al superar la pandemia, nuestras actitudes construyan un mundo mejor para todos”. 

(José Juan) 

9. Moralidad: una apuesta por la excelencia 


“Lo que podemos hacer por nuestro bienestar y el de otros, es responder a la principal tarea que tenemos todos los seres humanos: ser la mejor versión de nosotros mismos. 
Los antiguos griegos lo llamaron la virtud, los japoneses nos lo recordaron como la excelencia y nuestros mejores nos lo enseñaron como ser mejores cada día. 
No es un asunto individual porque en eso estamos todas las personas; no lo logramos por separado, porque así nos lo está diciendo los grandes problemas de la sociedad: vencer la desigualdad es un asunto de todos, desacelerar el cambio climático requiere la participación de todos y superar la pandemia no excluye a ninguno. 
Hacernos mejores es cultivar hábitos buenos, para hacer de ésta una mejor sociedad. Y eso lo sabe cada quien de acuerdo con sus responsabilidades”. 

(Tony) 

10. Espiritualidad: una apuesta por la trascendencia 


“Lo esencial es invisible a los ojos; lo más importante de nuestra existencia no siempre es evidente: es un camino que debemos transitar con valentía. 
Comienza y termina con todas las formas de amor generoso e incondicional, porque el amor es lo único capaz de llevarnos a una dimensión más amplia que la que nos muestran los sentidos o la sociedad de consumo. 
Este camino se transita en la intimidad, con meditación, examen de conciencia, oración y buenas obras”. 
(Martha Cecilia)

Son tiempos de gran incertidumbre pero, así como lo hacemos cuando llegamos a una casa que ha estado deshabitada por mucho tiempo, abramos las ventanas para que nuestro hoy y el mañana de todos, se ventilen y se iluminen de una manera diferente. 

El distanciamiento físico es nuestra mejor oportunidad para abrir las ventanas de nuestra vivienda y de nuestro corazón. 

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Inspirado en Martínez Martí, María Luisa. (2006). El estudio científico de las fortalezas trascendentales desde la Psicología Positiva. Clínica y Salud, 17(3), 245-258. Recuperado en 11 de abril de 2020, de http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1130-52742006000300003&lng=es&tlng=es


Y en Martela, F., Ryan, R.M. Distinguishing between basic psychological needs and basic wellness enhancers: the case of beneficence as a candidate psychological need. Motiv Emot 44, 116–133 (2020). https://doi.org/10.1007/s11031-019-09800-x


sábado, 11 de abril de 2020

Cinco estrategias de bienestar en la crisis

¿Cómo podemos cuidar nuestro propio bienestar y el de los demás?


(Al final, hay un video de esta publicación)

Fue la pregunta que le hice a mis contactos. 

¿Qué estás haciendo por ti?, ¿Por los demás?, ¿Qué podrías hacer para estar mejor? 

Recibí decenas de propuestas. Algunas, ya muy conocidas como cierre de fronteras, confinamiento, distanciamiento social, uso de tapabocas y lavado frecuente de las manos, para mantener a raya el Covid-19. Otras, apelaban a lo mejor del ser humano para superar la pandemia. 

De éstas últimas, seleccioné diez respuestas interesantes; las primeras cinco, para esta publicación: 

1. Orden: una apuesta por la armonía 


“Limpiar las cosas y, particularmente, las superficies que más utilizamos, es una media básica de higiene; ordenar, uno a uno, todos los espacios de nuestro hogar, para nuestra tranquilidad; arreglar, regalar o botar lo que no usamos, para cuidar el medio ambiente. 
Nuestro mundo se ha reducido a las cuatro paredes que habitamos y, por ello, es necesario que lo hagamos agradable y protector”. 

(Alejandra) 

2. Aire libre: una apuesta por lo natural 


“Salir al antejardín o al patio de atrás y caminar descalzos sobre la tierra o sobre el pasto. 
Asomarnos al balcón o, simplemente, abrir la ventana. 
Mirar al cielo, a lo lejos, y respirar profundamente varias veces. 
Poner a germinar fríjoles, alverjas o semillas de naranja; cuidar las plantas que tengamos. 
Comer frutas y verduras”. 

(María Victoria) 

3. Belleza: una apuesta por la admiración 



“Descubramos todo lo bello que hay a nuestro alrededor; puede haber mucha belleza en libros y revistas que no hemos vuelto a ver en años; puede haber belleza en pequeños objetos de decoración o regalos que hemos conservado. 
Miremos el amanecer o el atardecer para descubrir sus colores mágicos. 
Descubramos la belleza de los paisajes, de los monumentos famosos, de las ciudades exóticas y de los museos, con recorridos virtuales. 
Los documentales sobre viajes, conciertos o exposiciones de artistas, nos permiten alcanzar lo bello desde nuestras casas”. 
(Miguel)


4. Gratitud: una apuesta por la aceptación 


“Del mismo modo como sonreímos y extendemos las manos para recibir un obsequio, son tiempos para abrir nuestro corazón y recibir las cosas buenas que la vida nos sigue brindando. 
Despertar cada mañana, tener algo para comer, tener un lugar donde vivir, poder estudiar o trabajar en casa, poder hablar con alguien o con quien compartir nuestro café, tener tiempo para ser nosotros mismos, son algunas cosas que aún podemos agradecer. 
Agradecer, de una manera sincera, al portero del edificio, a la empleada que hace el aseo de las zonas comunes, al domiciliario que nos trae la compra, al policía que recorre las calles, al conductor del transporte público, a los campesinos que cultivan lo que comemos, a médicos y enfermeras… En fin, a tantas personas que velan por nuestro bienestar. 
Incluso, las estrictas medidas de confinamiento y distancia social, son motivos de agradecimiento”. 

(Franklin) 

5. Humor: una apuesta por la serenidad 


“Yo recomiendo ver películas entretenidas o comedias, preferiblemente de esas que nos hacen reir a carcajadas. 
Los libros de chistes, las adivinanzas, ya tan olvidadas, o las tiras cómicas, son publicaciones que podemos retomar. 
Los memes, las caricaturas y todas las formas ingeniosas de ver los males que estamos afrontando, pueden ayudarnos a tener calma. 
Hay que hacerle contrapeso al mido, la ansiedad y el fantasma de la depresión. Hagamos más llevadera nuestra vida, encontrando motivos de alegría en lo absurdo o incongruente, viendo la adversidad de manera más benigna y provocando la risa en nosotros mismos o en quienes nos acompañan”. 

(Catalina) 


Nuestra vida siempre pende de un hilo y nada nos garantiza que estaremos entre los sobrevivientes de esta pandemia. Pero mientras vivamos, cinco amigos nos recuerdan que hay mucho que podemos hacer por nuestro propio bienestar y el de los demás. 



La solución también está en nuestras manos… ¡Ojalá, bien lavadas! 

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Inspirado en Martínez Martí, María Luisa. (2006). El estudio científico de las fortalezas trascendentales desde la Psicología Positiva. Clínica y Salud, 17(3), 245-258. Recuperado en 11 de abril de 2020, de http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1130-52742006000300003&lng=es&tlng=es

Y en Martela, F., Ryan, R.M. Distinguishing between basic psychological needs and basic wellness enhancers: the case of beneficence as a candidate psychological need. Motiv Emot 44, 116–133 (2020). https://doi.org/10.1007/s11031-019-09800-x

domingo, 5 de abril de 2020

Entre el malestar y el bienestar en la crisis

Cuatro historias en la pandemia.


(Al final, hay un video de esta publicación) 

Katherine escuchó las noticias de la pandemia, mientras desayunaba en el balcón de su casa que da al campo de golf de su condominio campestre. “¡Qué tragedia tan terrible estamos viviendo!”, pensó. 

¿Cuáles son tus necesidades?, ¿Cuáles son tus condiciones sociales?, ¿Qué haces por tu bienestar? 

Sin embargo, la vida de Katherine sigue siendo más o menos la misma. Como hace parte de la familia propietaria del grupo financiero más poderoso del país, sólo ha tenido que hacer dos o tres ajustes en su estilo de vida para adaptarse a la cuarentena. 

Para Katherine, sus necesidades vitales siempre han estado resueltas y, hasta ahora, parece que seguirá siendo así. Por su situación muy privilegiada, no hay carencias en su vida que le causen malestar, que puedan concretarse en una enfermedad o que amenacen su seguridad de manera inminente, salvo la amenaza global de la pandemia. 

Por otra parte, Katherine experimenta el bienestar que resulta de poder aportar su propio sello personal al trabajo de los demás, de contar con las competencias que necesita para resolver los asuntos empresariales y de mantenerse en contacto con las personas más significativas en su vida. 

En cambio, para su vecina Johanna, las cosas cambiaron radicalmente hace seis días cuando fue diagnosticada con el Covid-19. La debilidad en todo el cuerpo, la dificultad para respirar, la fiebre y la constante tos, no sólo le causan mucho malestar sino que también le afectan el sueño y le hacen temer un desenlace fatal, aunque su médico todavía no ha considerado la hospitalización. 

Independientemente del curso de su enfermedad, Johanna ha venido sintiendo que está a merced del virus, que no tiene la capacidad para enfrentarlo y que el aislamiento la “está volviendo loca”. Su autonomía, sus logros y sus buenas relaciones profesionales, que siempre le habían brindado esa sensación general de bienestar, no evitan su miedo, tristeza y angustia. 

Ayer, mientras Katherine regaba las flores de su antejardín, el médico que atiende a su vecina pasó por el frente y ella aprovechó para preguntarle por Johanna; en la conversación, pensando que tal vez pudiera ayudarla, le ofreció prestado un respirador para la apnea que había comprado hace tres años. Él le contestó que era un equipo muy diferente a los respiradores que se utilizan en las UCI, pero que podría darle un poco de tranquilidad a Johanna y ayudarla a descansar. 

Lo que más la impactó fue toda la carga física y emocional que Luis Carlos está sobrellevando. Turnos de más de doce horas en un hospital de primer nivel y muy pocas horas de sueño han desmoronado, en las últimas semanas, todas las certezas que tenía sobre su capacidad para mantenerse saludable y proteger a su familia. 

Luis Carlos también le comentó que en el hospital, así como él, todo el personal de salud se siente desbordado por las circunstancias e impotente frente a tantos pacientes por atender. 

Las circunstancias del trabajo de Luis Carlos y los riesgos para su salud, le están generando mucho malestar. No obstante, como ama su profesión, tiene una profunda vocación por servir y rige su vida por el principio de hacer el bien a todos, siente que ese desafiante trabajo también es fuente de bienestar para su vida. “Algo paradójico, pero te diría que ser médico es lo peor y lo mejor que me ha pasado”, dijo al despedirse de Katherine. 

En la tarde, Teresa, la empleada doméstica de Johanna, pasó a recoger el respirador y así fue como Katherine se enteró de sus dificultades familiares. Al esposo, lo liquidaron a comienzos de mes y ella no está segura de que pueda seguir trabajando para Johanna porque en su casa le dicen que no se siga exponiendo a un contagio. 

Teresa sabe que su familia ahora depende exclusivamente de su pequeño sueldo, pero comparte claramente el temor de su familia por el riesgo de enfermar, a pesar de los cuidados que está teniendo. “Una no puede ver donde están esos bichos y en cualquier momento me pueden atacar”, le dijo a Katherine. 

Teresa ya sabe lo que es perder, de la noche a la mañana, la mitad del ingreso familiar y no contar con ahorros ni recursos que lo compensen. También se siente desmoralizada por los saqueos de dos tiendas comunales en su barrio, la indisciplina social de muchos y los malos pronósticos de la situación. 

Katherine se conmovió y le dijo que pasara más tarde a recoger algunas cosas de mercado que ella le quería regalar para que llevara a su casa. “¡Cómo le cambia la vida a muchas personas!”, pensó para sus adentros. 

A pesar de estar relacionados en cierta manera, Katherine, Johanna, Luis Carlos y Teresa, están experimentando efectos muy distintos de la pandemia. 

La satisfacción de nuestras necesidades depende, en gran medida, de cómo nos afectan las condiciones ambientales y esto depende, también, tanto de nuestros recursos internos como de las condiciones sociales. El sentimiento de hacer el bien a los demás, puede potenciar nuestra sensación de bienestar

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Basado en 
Martela, F., Ryan, R.M. Distinguishing between basic psychological needs and basic wellness enhancers: the case of beneficence as a candidate psychological need. Motiv Emot 44, 116–133 (2020). https://doi.org/10.1007/s11031-019-09800-x