sábado, 15 de febrero de 2020

Los sueños no se hacen realidad..., “porque sí”

Guía para cumplir tus propósitos. 


(Al final hay un video de esta publicación)

“Alimentación balanceada”, “dormir suficiente”, “descanso oportuno”, “hacer ejercicio”, “tener autocontrol”, “pasar más tiempo con la familia”, “estudiar”, “viajar”, “escribir un libro”… ¿Cómo van nuestros propósitos para este año? 

Ya estamos en febrero y puede ser que algunos de nuestros propósitos, no los hayamos iniciado o, peor aún, ya los hayamos abandonado. 

¿Cuáles son tus propósitos de este año?, ¿Cuáles no has iniciado?, ¿Cuáles te resultan más difíciles? 

Cumplir nuestros propósitos, en condiciones normales, depende de nuestra motivación para llevar a cabo las acciones necesarias. Por ejemplo: 

  • “Tener una alimentación balanceada”: depende de que preparemos más frutas y verduras, y menos comida chatarra; sirvamos porciones adecuadas; comamos a tiempo. 
  • “Dormir el tiempo suficiente”: depende de que programemos nuestra levantada, calculemos ocho horas de sueño, apaguemos el celular o el televisor, relajemos nuestro cuerpo y nuestra mente. 
  • “Hacer ejercicio con regularidad”: depende de que alistemos nuestra ropa deportiva, establezcamos una meta, elaboremos una rutina, contratemos un entrenador, vayamos al gimnasio, a la piscina o a la pista. 

Nuestros propósitos pueden cumplirse (efecto) siempre y cuando hagamos lo que nos corresponde (causa). En términos de nuestra calidad de vida, la causalidad es nuestra amiga. 

El problema es que muchas veces aprendimos a hacer todo lo contrario de lo que nos conviene: 
  • Compramos “paquetes”, gaseosas y golosinas, comemos a deshoras. 
  • Nos acostamos muy tarde, a ver nuestro celular o navegar con nuestro PC. 
  • Nos decimos que estamos muy cansados o buscamos excusas para no hacer ejercicio. 

¿Cómo podemos pasar de lo que “sabemos hacer”, cuando se opone a nuestros propósitos, a lo que “debemos hacer” para cumplir con ellos? 

El punto de partida es tomar conciencia de: 
  • Nuestras necesidades psicológicas: gracias a una alimentación balanceada, un sueño reparador y el ejercicio frecuente podremos estar saludables y mantener nuestra autonomía; gracias a que pasemos más tiempo con nuestra familia o que cultivemos a nuestros amigos, se fortalecerá nuestra relación; gracias a que estudiemos, viajemos o ejercitemos nuestro autocontrol, desarrollaremos nuestras competencias. 
  • Nuestros valores: establecer la relación de nuestros valores más preciados (por ejemplo, amor, solidaridad, respeto, responsabilidad, justicia) con nuestros propósitos y la satisfacción de nuestras necesidades. 
  • Nuestra identidad: elegir y cultivar lo que queremos que nos caracterice, por lo menos en algún momento de nuestra vida. 
  • Nuestros motivos: plantearnos las razones o los “para qué” que nos mueven en nuestro día-a-día a actuar, a realizar determinadas acciones relacionadas con nuestros propósitos. 
  • La regulación propia de las acciones: reconocer en qué consiste cada actividad que “debemos hacer”, es decir, las circunstancias de tiempo, modo y lugar que debemos tener en cuenta para que nos sirvan para lograr lo que nos hemos propuesto. 

Veamos un ejemplo aplicado a nuestro propósito de “dormir el tiempo suficiente”, siguiendo estos factores del último hasta el primero: 
  • Debemos dormir en la noche (regla), entre 8 y 10 horas (regla), todos los días (regla), en un lugar oscuro (regla), lejos de aparatos electrónicos (regla), habiendo apagado todos los equipos (regla), en la cama (regla) que no utilizamos para estudiar, trabajar ni comer (regla), 
  • ...Para despertarnos a tiempo (motivo), estar descansados (motivo); para poder desayunar bien (motivo); para que nos alcance el tiempo para alistarnos con tranquilidad (motivo); y para poder cumplir con nuestra agenda diaria (motivo), 
  • ...Porque somos estudiantes (identidad), trabajadores (identidad) o, simplemente, personas (identidad), 
  • ...Que queremos hacer las cosas bien (valor), con responsabilidad (valor) y aprovechando las oportunidades (valor). 
  • ...Para estar “despiertos”, es decir, alerta y atentos (necesidad), aprender y desarrollar nuestras competencias (necesidad), relacionarnos activamente con los demás (necesidad), construir relaciones positivas y duraderas (necesidad), hacer lo que queremos y nos conviene (necesidad) y vivir mejor (necesidad). 

Cuando escribimos las reglas de las acciones (causas) que nos permiten lograr nuestros propósitos (efectos), en el contexto nuestros motivos, nuestra identidad, nuestros valores y nuestras necesidades, es más probable que las iniciemos y las mantengamos durante el tiempo necesario. 

Tal vez, ya no sea problema “desaprender” las costumbres que no nos convienen y, con algún esfuerzo, podremos iniciar y mantener las acciones que son coherentes con nuestros mejores propósitos. 

Haz un ejercicio de tomar “tomar conciencia”, escribiendo: 1) las reglas de las acciones y 2) tus motivos, 3) identidad, 4) valores y 5) necesidades, respecto del propósito que hoy te resulta más desafiante. ¡Manos a la obra! 

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