La importancia de las relaciones positivas.
(Al final, hay un video de esta publicación)
Una madre que empuja a sus polluelos al vacío para que vuelen por primera vez; otra madre que se lanza al agua para que sus paticos naden detrás de ella. ¿Cómo debemos interpretar esto cuando hablamos de autodeterminación humana?
¿Qué actividades disfrutas con los demás?, ¿Quiénes te invitan a compartir actividades?, ¿Cómo pueden ayudarte otros a cumplir tus metas?
Podríamos pensar que basta con dar un empujón o un tirón, en el momento oportuno, para que los hijos, estudiantes o empleados “se suelten” -“vuelen” o “naden” por su cuenta- y, así, sigan su propio camino con determinación.
También “Saltar al vacío” o “tirarse al agua” son metáforas del valor que hay que reunir en algunos momentos de la vida para hacer lo que nos dice nuestra conciencia, ser nosotros mismos y actuar con autenticidad.
Es decir, necesitamos actuar con valentía o resolución para hacer lo que nos motiva “desde adentro” porque ese es el camino de nuestra autodeterminación.
En algunas circunstancias, a esa valentía o resolución la llamamos “dar el primer paso” y para todos nosotros es claro que si no lo damos, no podremos recorrer el camino de nuestra propia autodeterminación.
Por ejemplo, un estudiante tiene que ir a su primera clase de pintura, guitarra o ballet, si quiere desarrollar sus habilidades artísticas; un profesional tiene que asociarse o realizar una primera venta, para construir su negocio. En el terreno de hacer lo que nos motiva, todo comienza con los primeros pasos.
Es bastante claro que nuestra autonomía es el factor más importante de la motivación intrínseca que, a su vez, es el prototipo de la conducta autodeterminada.
Lo anterior significa que la mejor manera de comprender, y vivir, nuestra propia autodeterminación es identificar aquellas actividades que hacemos simplemente por que disfrutamos haciéndolas.
Pintar, tocar guitarra, bailar, escribir, leer, ir al cine, ayudar a otros, avistar aves, explorar bosques, hacer ejercicio, correr, investigar, inventar, son ejemplos de conductas que pueden motivar intrínsecamente a algunos.
Algunas de estas actividades pueden ser ejecutadas en soledad y disfrutadas plenamente; parece ser que la condición clave es nuestra sensación de que las hemos elegido nosotros mismos y las hacemos por nuestra cuenta.
Otro factor que fortalece nuestra motivación intrínseca, al realizar una actividad autónoma, es nuestra experiencia de que “somos capaces” y desarrollamos nuestra competencia, para mejorar a medida que pasa el tiempo.
De ahí que los padres de familia, educadores y gerentes, sabemos que cuando apoyamos la autonomía y la competencia de los individuos, florece su motivación intrínseca de manera más evidente.
Todo parecería muy “fácil” para educadores o administradores, en el sentido de contar con las estrategias para fomentar la motivación y la autodeterminación de las personas.
Sin embargo, la experiencia nos muestra que algunas personas, siendo apoyadas en su autonomía y competencia, manifiestan una auténtica motivación por determinada actividad pero no actúan con determinación en el momento de perseguir sus propias metas.
Por ejemplo, conocí el caso de una joven que quería ser piloto de avión. A pesar de que su familia la apoyó a regañadientes para que hiciera el curso, certificándose como piloto comercial -actividad que dice disfrutar aún-, realmente ella no había hecho el menor esfuerzo para hacerse una carrera en el mundo de la aviación ni había cumplido las metas que se había trazado durante 3 años.
Las cosas cambiaron positivamente, cuando ella se unió a un club de pilotos donde conoció a su actual pareja. Ya está participando en un proceso de selección de una importante aerolínea.
Este caso puede servirnos para darnos cuenta que el apoyo a las necesidades de autonomía y competencia, a veces, no es suficiente. Cuando esto sucede, debemos brindar apoyo a la necesidad de relación para impulsar la autodeterminación de las personas.
El apoyo a la necesidad de relacionamiento o afiliación, probablemente funciona como un catalizador de la “reacción” que genera el apoyo a la autonomía y la competencia de los individuos.
Según la Teoría de la Autodeterminación (2015), hay una “mayor tendencia al florecimiento de la motivación intrínseca en contextos caracterizados por una sensación de seguridad y de estar relacionado” (Deci y Ryan, 2000) o “una base de relaciones seguras (firmes) parece ser importante para la expresión de la motivación intrínseca” (idem).
En conclusión, un empujón o un tirón es oportuno, para que los hijos, estudiantes o empleados “se suelten” y actúen con determinación, cuando ellos perciben apoyo a su necesidad de relación, además del apoyo prioritario a su competencia y autonomía.
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