El poder de la regulación externa.
(Al final, hay un video de esta publicación)
Cuando estamos aprendiendo cualquier técnica, por ejemplo, para sumar, dibujar o tejer en lana correctamente, recibimos modelos y reglas que debemos tener en cuenta y repetir. Es decir, nuestro aprendizaje se refiere a la regulación específica del “arte” de sumar, dibujar o tejer.
¿Quiénes han sido ejemplo para ti?, ¿Cuáles han sido sus mejores enseñanzas?, ¿Cuáles reglas sociales te parecen importantes?
Se dice que “nadie motiva a nadie” en un intento de afirmar que “debemos motivarnos a nosotros mismos”. No obstante, hay que reconocer que nuestro aprendizaje, incluso nuestra conducta en general, puede referirse a modelos externos:
- “La suma es este resultado”
- “Copia este dibujo”
- “Éste es el suéter que vamos a tejer”
O puede referirse a reglas:
- “Comienzas sumando las cifras de la derecha”
- “Ten en cuenta las proporciones de la figura humana”
- “Coge las agujas de esta manera”
La regulación también es un concepto central en lo biológico (nuestro cuerpo tiende hacia el equilibrio homeostático), lo cognitivo (intentamos resolver las contradicciones en nuestro modo de pensar) y lo social (tendemos a adoptar costumbres, modas y tendencias de nuestro grupo de referencia).
En general, nuestro aprendizaje siempre implica la adopción de modelos y la repetición de acciones que son importantes o valiosas, es decir, procesos de regulación de nuestra conducta. La regulación, entonces, consiste en la prescripción y/o adopción de conductas y valores.
Cuando la prescripción de conductas y valores, proviene de terceros, es decir, instituciones (familia, escuela, empresa, sociedad) o personas (padres de familia, maestros, entrenadores, supervisores, jefes), hablamos de regulación externa.
La regulación externa, en este sentido, es un factor importante en la formación y educación de los menores, así como en todas las instancias de la vida en sociedad.
Quienes tienen responsabilidades en la socialización o educación de personas, muchas veces recurren a las amenazas o recompensas para ejercer cierta presión a favor de las conductas deseadas.
Las personas, desde la infancia y durante la adultez, adoptamos modelos y reglas de las conductas deseadas por nuestros “formadores”, cuando se trata de personas significativas o relevantes para nosotros y cuando nos sentimos competentes por o para hacerlo (Ryan y Deci, 2000).
Es decir, a través de nuestra vida, las personas recibimos mucha regulación externa cuya función principal es lograr el control de nuestra conducta. En principio, esto no es malo ni bueno; todo depende de cómo adoptemos la regulación externa y de lo que hagamos con ello.
Desde este punto de vista, los modelos y reglas que otros nos presentan y que adoptamos, se convierten en motivos que guían nuestra actuación. De ahí que la regulación externa, con sus modelos y reglas de conductas, particularmente cuando es adoptada por nosotros, claramente influye en nuestra motivación.
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