Una hermosa oportunidad de plenitud personal.
“Ganarnos la vida”, no depender de otros, es una consigna que adquiere importancia en algún momento de nuestra adolescencia o juventud.
¿Cuáles son tus competencias?, ¿Con qué actividades creas valor para los demás?, ¿Cómo fortaleces tu autonomía?
Ser capaces de ganarnos la vida por nosotros mismos es una función de nuestro modo de vida y, específicamente, de nuestra capacidad para ser eficaces.
Desde los tiempos de los cazadores o de los primeros recolectores de frutas, los seres humanos tuvimos que ser eficaces en algunas tareas para poder sobrevivir. Esta eficacia, seguramente, fue el resultado de aprender técnicas de los mayores y de colaborar con otros.
La vida hoy también nos exige ser eficaces: tenemos que ser competentes para realizar alguna actividad de valor para los demás, de manera que recibamos a cambio bienes o recursos importantes para nuestra subsistencia.
Sin embargo, muchas personas que son eficaces en sus actividades, incluso con altos niveles de competencia, no disfrutan su vida, tanto como ellas quisieran.
No es conveniente, sin más, promover la eficacia como un estándar de vida o como el indicador más significativo de la formación académica y laboral. El resultado no es suficiente para determinar el nivel de competencia de las personas.
Ser verdaderamente competentes, es decir ser eficaces para “ganarnos la vida”, disfrutándola, implica tener:
- Alto desempeño, persistencia y creatividad (Deci & Ryan, 1991; Sheldon, Ryan, Rawsthorne, & Ilardi, 1997).
- Elevada vitalidad (Nix, Ryan, Manly, & Deci, 1999).
- Autoestima (Deci & Ryan, 1995).
- Bienestar general (Ryan, Deci, & Grolnick, 1995)
Esto se consigue cuando nuestra eficacia se orienta a la realización de actividades que disfrutamos hacer y cuando experimentamos que hay una elección individual, esto es, un sentido de autonomía al hacerlas.
Por eso, es muy importante que los padres de familia, educadores y líderes, en cualquier sector de la sociedad, trabajemos para el desarrollo de competencias siempre en el contexto de la motivación y autonomía personal; aquí juega el tradicional concepto de la vocación y la natural aspiración de “hacer lo que nos hace felices”.
No obstante, no basta con el desarrollo de competencias en los campos de nuestra motivación intrínseca y autonomía; también, es necesario estimular el relacionamiento positivo con los demás: la capacidad para construir relaciones constructivas con otras personas, en las áreas de nuestra competencia, también nutre nuestro funcionamiento eficaz y nuestro bienestar (Deci y Ryan, 2015).
Si queremos fortalecer nuestras familias, escuelas y organizaciones, es necesario que contribuyamos a mejorar la eficacia personal, creando contextos adecuados, esto es, que promuevan el desarrollo de competencias, la autonomía y las relaciones constructivas.
Sólo así, la consigna de “ganarnos la vida”, dejará de ser una carga y se convertirá en una hermosa oportunidad de plenitud personal.
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