sábado, 27 de julio de 2019

Campeón del Tour de Francia

El desarrollo de competencias es clave en nuestra vida. 

Egan Arley Bernal Gómez, un joven de veintidós años viste la camiseta amarilla como líder del Tour de Francia, apenas cuatro años después de haber dejado la práctica de Mountain Bike (MTB). Para cambiar al ciclismo de ruta, tuvo que aprender nuevas competencias. 

¿Cuáles son tus competencias?, ¿Qué contextos puedes enfrentar con confianza?, ¿En qué situaciones requieres nuevas competencias? 

Nuestro ciclista integró habilidades, conocimientos, intereses y valores relacionados con el ciclismo de montaña, desde que tenía once años; a los diecinueve, su fuerza, resistencia y equilibrio serían la base para desarrollar las nuevas competencias para el ciclismo de ruta…, pero no eran suficientes. 


El terreno, la bicicleta, la exigencia física, la técnica, la interacción con los demás ciclistas, la estrategia de carrera y los riesgos enfrentados, son muy diferentes en ambas modalidades deportivas. Nuestro ciclista contaba con una base sólida pero tenía que desarrollar nuevas competencias para poder estar entre los mejores. 


La vida también es un proceso de desarrollo de competencias. Las etapas vividas nos preparan para afrontar nuevas etapas, pero no nos eximen de desarrollar nuevas competencias. 


El término competencia tiene dos significados: 
  • Un saber-hacer-en-contexto: el dominio de una actividad en un determinado campo. 
  • Un desempeño sobresaliente: un dominio por encima del promedio. 

El campeón 2019 del Tour de Francia, pudo demostrar su competencia con un excelente dominio de la bicicleta, del trabajo en equipo, de la dosificación de su energía y de la estrategia para correr, en el contexto de la carrera más importante y exigente en el ciclismo de ruta. 

Competencia que fue ratificada por el hecho de tener un desempeño excepcional: excelentes condiciones físicas y mentales, comparándolo con otros jóvenes, aún de su mismo equipo. 


Egan Bernal es un testimonio de que el desarrollo de competencias es un proceso con características biopsicosociales, es decir, implica la integración de componentes físicos, cognitivos y culturales, en la práctica excelente de una actividad. 


El desarrollo de competencia fortalece nuestra eficacia y nuestra motivación. Al fin y al cabo, la competencia personal es una de las necesidades psicológicas que construyen la motivación intrínseca, de acuerdo con lo que la Psicología de la Autodeterminación ha podido identificar. 


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sábado, 20 de julio de 2019

¿Cómo podemos ser más eficaces?

Una hermosa oportunidad de plenitud personal. 


“Ganarnos la vida”, no depender de otros, es una consigna que adquiere importancia en algún momento de nuestra adolescencia o juventud. 

¿Cuáles son tus competencias?, ¿Con qué actividades creas valor para los demás?, ¿Cómo fortaleces tu autonomía? 


Ser capaces de ganarnos la vida por nosotros mismos es una función de nuestro modo de vida y, específicamente, de nuestra capacidad para ser eficaces. 

Desde los tiempos de los cazadores o de los primeros recolectores de frutas, los seres humanos tuvimos que ser eficaces en algunas tareas para poder sobrevivir. Esta eficacia, seguramente, fue el resultado de aprender técnicas de los mayores y de colaborar con otros. 


La vida hoy también nos exige ser eficaces: tenemos que ser competentes para realizar alguna actividad de valor para los demás, de manera que recibamos a cambio bienes o recursos importantes para nuestra subsistencia. 

Sin embargo, muchas personas que son eficaces en sus actividades, incluso con altos niveles de competencia, no disfrutan su vida, tanto como ellas quisieran. 


No es conveniente, sin más, promover la eficacia como un estándar de vida o como el indicador más significativo de la formación académica y laboral. El resultado no es suficiente para determinar el nivel de competencia de las personas. 


Ser verdaderamente competentes, es decir ser eficaces para “ganarnos la vida”, disfrutándola, implica tener: 
  • Alto desempeño, persistencia y creatividad (Deci & Ryan, 1991; Sheldon, Ryan, Rawsthorne, & Ilardi, 1997). 
  • Elevada vitalidad (Nix, Ryan, Manly, & Deci, 1999). 
  • Autoestima (Deci & Ryan, 1995). 
  • Bienestar general (Ryan, Deci, & Grolnick, 1995) 

Esto se consigue cuando nuestra eficacia se orienta a la realización de actividades que disfrutamos hacer y cuando experimentamos que hay una elección individual, esto es, un sentido de autonomía al hacerlas. 


Por eso, es muy importante que los padres de familia, educadores y líderes, en cualquier sector de la sociedad, trabajemos para el desarrollo de competencias siempre en el contexto de la motivación y autonomía personal; aquí juega el tradicional concepto de la vocación y la natural aspiración de “hacer lo que nos hace felices”. 


No obstante, no basta con el desarrollo de competencias en los campos de nuestra motivación intrínseca y autonomía; también, es necesario estimular el relacionamiento positivo con los demás: la capacidad para construir relaciones constructivas con otras personas, en las áreas de nuestra competencia, también nutre nuestro funcionamiento eficaz y nuestro bienestar (Deci y Ryan, 2015). 


Si queremos fortalecer nuestras familias, escuelas y organizaciones, es necesario que contribuyamos a mejorar la eficacia personal, creando contextos adecuados, esto es, que promuevan el desarrollo de competencias, la autonomía y las relaciones constructivas. 


Sólo así, la consigna de “ganarnos la vida”, dejará de ser una carga y se convertirá en una hermosa oportunidad de plenitud personal. 

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sábado, 13 de julio de 2019

¿Cómo podemos motivarnos?

Que nuestra motivación no dependa de premios ni castigos. 


Te sientes desanimado, estresado, triste, abrumado o deprimido y alguien te dice que debes ayudarte, que debes motivarte a ti mismo… ¿Qué puedes hacer? 


¿Qué disfrutas hacer?, ¿Qué tanto tiempo le dedicas a lo que te gusta hacer?, ¿Qué haces para animarte? 

La motivación es una función de los organismos que consiste en estar dispuesto a actuar con dirección, esfuerzo y persistencia respecto de una tarea u objetivo. 

En este sentido, la automotivación es la motivación generada por sí mismo, es decir, la motivación querida y gestionada, en nuestro caso, por la persona.


La automotivación hace parte de las competencias de autogestión emocional (Bisquerra, 2007): autoestima, autoeficiencia, responsabilidad, actitud positiva, análisis crítico de normas sociales, resiliencia y, obviamente, automotivación. 

Sin embargo, una cosa es decir que existe la automotivación y otra, muy diferente, es desarrollar nuestra capacidad para automotivarnos, especialmente en los momentos difíciles. 


La Teoría de la Autodeterminación (Ryan y Deci, 2000) ha encontrado que hay diversas modalidades, tal vez grados, de “estar motivado”; la motivación intrínseca es el modo más auténtico de motivación porque disfrutamos las actividades que hacemos, sin necesidad de premios ni castigos. 


Sí es posible automotivarnos y para ello, debemos orientarnos a “hacer lo que amamos”
  1. Identificar actividades que disfrutemos realizar. 
  2. Probar tales actividades, con la guía de un experto, para experimentar la satisfacción intrínseca que nos proporcionan. 
  3. Cultivar nuestra autonomía en la realización y disfrute de las actividades elegidas. 
  4. Desarrollar nuestras competencias para realizar las actividades satisfactorias. 
  5. Establecer relaciones positivas con otras personas que disfrutan las mismas actividades. 
  6. Tener un estilo de vida sano que sea adecuado al conjunto de tareas y actividades que realizamos.

También podemos automotivarnos con el solo hecho de tomar conciencia de la satisfacción que pueden brindarnos muchas de las actividades que “tenemos” que hacer:“amar lo que hacemos”


Como todo proceso de crecimiento personal, todo depende de que seamos capaces de dar el primer paso, bien porque nos atrevemos a: 
  • Renunciar a las “ganancias secundarias” de estar desanimados, tristes o deprimidos. 
  • Salir de nuestra “zona de confort” en la que podamos haber caído. 
  • Expandir nuestra identidad, conciencia y personalidad. 

Por algo, la sabiduría popular ha acuñado el refrán de “Ayúdate que yo te ayudaré”

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sábado, 6 de julio de 2019

¿Simple desmotivación o señal de alerta?

Desmotivación normal o síntomas preocupantes. 


Para gustos, los colores… Todos tenemos nuestras preferencias y no todos tenemos los mismos gustos. Las cosas que motivan a algunos, puede ser que no motiven a otros. 


¿Cuáles son las actividades que más te motivan?, ¿Qué situaciones te desmotivan?, ¿Quisieras sentirte motivado hacia algo pero no puedes? 

La desmotivación es la ausencia de motivación, es decir, la falta de disposición para hacer algo, para persistir en ello o para dedicarse con energía a lograrlo. Se puede observar como no actuar o hacerlo sin entusiasmo. 

Por ejemplo, podemos sentirnos desmotivados para nadar; esto quiere decir que, posiblemente, no tendremos interés en nadar, en convertirlo en un hábito o en esforzarnos al hacerlo. 


Aunque nadar sea muy saludable y reconfortante para muchos, no significa que todos nos tengamos que sentir motivados hacia esta práctica. Desde este punto de vista, la desmotivación es una actitud legítima hacia una actividad determinada y no representa ningún problema en particular. 

Dicho de otro modo, todos tenemos derecho a estar desmotivados frente a una actividad, aunque otros se sientan motivados hacia ella. 

Podemos estar desmotivados porque: 
  • No le otorgamos valor a una actividad o no nos hemos dado cuenta del valor que podría tener para nosotros (Ryan, 1995) 
  • No nos sentimos competentes para realizar la actividad (Bandura, 1975) y, tal vez, no estamos interesados en esforzarnos para lograr el nivel requerido 
  • No creemos o esperamos que la actividad produzca un resultado que deseamos (Selligman, 1975) 

La desmotivación, entonces, también tiene relación con nuestros pensamientos y juicios acerca de nosotros mismos o de las actividades que podríamos hacer o no. 

Nuevamente, podemos estar desmotivados frente a algunas actividades en particular. 

¿Cuándo debería preocuparnos la desmotivación? 


Básicamente, cuando no experimentamos motivación, en contra de nuestro propio deseo, frente a algunas actividades que usualmente nos motivan, y, principalmente, cuando la desmotivación se manifiesta masivamente, es decir, cuando se reduce de manera importante nuestro interés por actividades que son importantes para nuestra vida. 


Veamos un ejemplo: si habitualmente nos motiva la lectura y, de pronto, nos sentimos desmotivados sin explicación alguna y con la sensación de que “algo nos pasa”, podría ser una señal de alerta. 

Otro ejemplo: si nos sentimos desmotivados frente a muchas cosas necesarias en nuestra vida, tales como asearnos, comer, movernos, estudiar, trabajar, cuidarnos, etc., podría ser una importante señal de alerta. 

También, deberíamos preocuparnos cuando nuestra desmotivación se combina con otras conductas, como si estuviéramos frente a un nocivo coctel para nuestra existencia. Tales conductas pueden ser: 
  • Una sensación generalizada de cansancio, de agotamiento, de falta de fuerzas, como si hubiéramos hecho un esfuerzo muy grande o durante mucho tiempo. 
  • Una falta de satisfacción generalizada o incapacidad para sentir placer con muchas actividades que antes podíamos hacer tranquilamente o con gusto. 
  • Una falta de interés o de voluntad, es decir, desgano o apatía, para actuar o tomar decisiones importantes para nuestra vida o para las personas que amamos. 

Si estos tres “ingredientes” se mezclan con nuestra desmotivación, durante un tiempo suficiente, de manera que empezamos a sentir los estragos, es conveniente que busquemos ayuda profesional y que nos apoyemos en personas que nos aman y quieran ayudarnos. 


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