La motivación para actuar no está sólo en los sueños.
Hay quienes tienen nuevas necesidades: smartphone, TV UHD, bicicleta deportiva, auto eléctrico, ropa y zapatos de marca, bolso y billetera de lujo, tablet, gimnasio, entrenador personal, etc.
¿Qué necesitas?, ¿Qué deseas?, ¿Qué es lo mínimo que necesitas para vivir?
Aspiraciones, deseos, objetivos, sueños y necesidades, tienen fuerza para movilizarnos en una dirección determinada y hacernos actuar, pero no actúan por igual.
Entre todos ellos, las necesidades son las únicas que se refieren a tendencias o situaciones inevitables y que son esenciales para vivir o tener calidad de vida.
Por lo tanto, si tú quieres lograr una conducta eficaz, en el campo de la educación, del mercadeo, de la superación personal, de la transformación social o de los negocios, ten en cuenta las necesidades.
Lo cierto es que algunas necesidades cambian con la edad y con las circunstancias. Entonces, ¿Cómo puedes reconocer tus necesidades?
Puedes imaginar la necesidad como una sensación de carencia que genera un desequilibrio en algún aspecto de tu vida. Esta pérdida pasajera del equilibrio te resulta molesta o peligrosa porque eres un sistema que busca mantenerse en equilibrio. Por lo tanto, experimentas un deseo irresistible de solucionar esa carencia y recuperar tu equilibrio.
Por ejemplo, el hambre, la sed, el cansancio, son necesidades que están asociadas a carencias que perturban nuestro equilibrio fisiológico y nos impulsan a comer, beber y dormir.
Hay una relación muy estrecha entre necesidad -la carencia que genera un desequilibrio- y el deseo que te impulsa a solucionarla –recuperar tu equilibrio. Pero una cosa es la necesidad y otra cosa es el deseo.
Hay necesidades vitales:
Necesidades fisiológicas: funcionamiento adecuado de tu organismo.
Necesidades de seguridad: preservación de tu cuerpo, de tu salud, de tu integridad y la calidad de vida.
Necesidades de relación: sentirte conectado con quien te agrada, te hace bien o te brinda afecto.
Necesidades de competencia: capacidad y habilidad para hacer lo que quieres y sentirte valorado.
Necesidades de autonomía: sentimiento de voluntariedad en tus decisiones, actos y relaciones.
El común denominador de las necesidades es que son inevitables, urgentes, excluyentes y pasajeras.
Los deseos son representaciones mentales de situaciones o cosas alternativas que pueden ayudarte a solucionar una carencia y recuperar tu equilibrio.
A diferencia de las necesidades, los deseos se caracterizan por ser sustituibles, es decir, por cambiar o ser remplazados de acuerdo con las circunstancias.
Por ejemplo, si tienes hambre puedes desear una hamburguesa, una ensalada, una sopa o un pescado; cualquiera puede calmar tu hambre, pero puedes preferir una comida en particular. Si tienes frío, puedes desear una chaqueta de marca, un saco a la moda, el suéter que te regaló tu madre; cualquiera te abrigará pero puede ser que sólo tengas a la mano uno de esas prendas.
Lo importante es que tú elijas, de acuerdo con tus circunstancias, los deseos que efectivamente te permiten resolver tus necesidades.
De la misma manera que las necesidades vitales deben ser resueltas, las necesidades psicológicas, de relación, competencia y autonomía, impulsan nuestro actuar eficaz.
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