La experiencia subjetiva debe ratificar las condiciones sociales.
(Al final, hay un video de esta publicación)
A pesar de que estén llegando a los cuarenta, algunos jóvenes adultos no se sienten preparados para salir de su casa y asumir su propia autonomía. Algo debe estar fallando en su situación.
¿Cómo reconoces tu autonomía?, ¿cuándo se te facilita actuar con autonomía?, ¿en cuáles esferas de tu vida puedes desarrollar más autonomía?
Diferentes estudios han demostrado que podemos promover la autodeterminación de las personas cuando facilitamos su autonomía:
- En un experimento de laboratorio, Deci, Eghrari, Patrick, y Leone (1994) demostraron que el mero hecho de explicar una conducta y apoyar la autonomía, era suficiente para facilitar su internalización e integración.
- Empleando entrevistas a los padres, Grolnick y Ryan (1989) encontraron que los padres cuando apoyaban la autonomía y el relacionarse, facilitaban una mayor internalización de los valores relacionados con la escuela entre sus hijos.
- Strahan (1995) identificó que los padres que apoyaban más la autonomía promovían una mayor identificación religiosa en sus hijos.
- En un diseño longitudinal, Williams y Deci (1996), observaron una mayor internalización de valores y practicas bio-psico-sociales entre estudiantes de medicina cuyos orientadores apoyaron más su autonomía.
En resumen, promovemos la autodeterminación cuando actuamos en contextos sociales que facilitan la autonomía de las personas.
¿Cómo podemos saber si estamos creando ambientes que favorezcan la autonomía?
Así de sencillo: un ambiente es favorable para la autonomía cuando el individuo puede actuar con autonomía.
Veámoslo desde la perspectiva de nuestra propia experiencia subjetiva:
Poder actuar con autonomía implica que podemos tener una experiencia de libertad, voluntad y elección personal al realizar nuestras actividades y tareas.
Esta experiencia ocurre dentro de nosotros mismos cuando comprendemos el significado de nuestras acciones y lo sintetizamos con nuestros propios valores, reglas o metas.
Cuando esto sucede, decimos que ocurre una adecuada internalización de los motivos.
Pero hay que tener en cuenta que la internalización de los motivos externos puede variar enormemente en cuanto su efectividad; en algunos circunstancias, podemos internalizarlos escasamente y en otras circunstancias podemos internalizarlos más efectivamente.
Según los diferentes grados de internalización de las regulaciones y los valores asociados a las acciones, experimentaremos los diferentes tipos de motivación que ya hemos explicado en otras publicaciones: desde percibir sólo motivos externos hasta apreciar motivos auténticamente personales.
En este sentido, los contextos sociales que promueven la autodeterminación son aquéllos que podemos representarlos como favorables para nuestra autonomía y donde nosotros mismos transformamos nuestros valores y nuestros horizontes de vida.
Como educadores, no basta que declaremos el hecho de promover la autonomía de nuestros hijos, estudiantes o clientes; es necesario, impulsarlos a que verdaderamente ellos mismos se reconozcan pensando y actuando con autonomía en los diferentes escenarios de su vida.
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Nota: Los estudios mencionados han sido citados por Ryan y Deci, 2000 y 2015.