Sobrevivir es un reto que nuestro cerebro sabe enfrentar.
Los refugiados sirios que intentan cruzar las fronteras de la Unión Europea, los migrantes africanos a la deriva en el Mediterráneo, los estudiantes y civiles que protestan en Nicaragua o Venezuela, tienen el reto de sobrevivir.
Aunque no seas uno de ellos, tú también tienes el reto de sobrevivir.
¿Cuáles son las amenazas que enfrentas?, ¿Qué haces para sobrevivir?, ¿Tu estilo de vida te ayuda a sobrevivir?
La civilización es el resultado de nuestra conciencia de que podemos morir.
Con materiales avanzados, tecnologías de punta y entornos modernos, aún hoy en día seguimos haciendo lo que ha hecho la humanidad desde tiempos remotos: conseguir alimentos, construir refugios, elaborar vestimentas y producir utensilios, que nos ayuden a sobrevivir y vencer [temporalmente] la muerte.
No obstante nuestra civilización, por avanzada que sea, no es suficiente para protegernos de la muerte.
Por otra parte, la ciencia ha establecido que la principal función de nuestro cerebro es ayudarnos a sobrevivir como individuos. Gracias a que hemos sido confrontados por un entorno amenazante, desde los tiempos más primitivos, nuestro cerebro desarrolló poderosas habilidades de predicción ante peligros o posibles cursos de acción.
Así, nuestra civilización y nuestra función cerebral están enfocadas en ayudarnos a sobrevivir.
Pero sobrevivir, cada día que pasa, es el resultado de la prudencia con la que manejamos nuestras decisiones, acciones y relaciones.
¿Cómo te ayuda la prudencia a sobrevivir?
La prudencia es el conjunto de hábitos que consisten en:
Recoger información de tu entorno: a través de los sentidos, identificas las opciones que tienes para moverte y los potenciales peligros que pueden surgir.
Considerar las consecuencias: percibir y reflexionar son formas de organizar la información relevante del entorno e identificar los riesgos existentes, es decir, maneras de establecer la probabilidad de que ocurran, o no, consecuencias desfavorables.
Evaluar tus decisiones, acciones y relaciones: las experiencias previas y las lecciones aprendidas te proporcionan criterios para juzgar la conveniencia o inconveniencia de una decisión, acción o relación para ti, tu familia, los tuyos y la sociedad.
Actuar o dejar de actuar: una buena evaluación con base en criterios apropiados te ofrece información valiosa acerca de lo que tienes que hacer para sobrevivir; unas veces tendrás que actuar inmediatamente y otras, deberás abstenerte de hacerlo.
La prudencia, una virtud que te ayuda a sobrevivir, se convierte en un hábito cuando adoptas estilos de vida adecuados: alimentación balanceada, sueño suficiente, descanso oportuno, ejercicio eficaz, autocontrol, cero tóxicos, etc.
En todo caso, sobrevivir es el resultado de lo que tu haces cada día: ¡Usa el poder de tu cerebro y los aspectos favorables de nuestra civilización!
Hoy es más fácil [y tremendamente más difícil] sobrevivir.
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En el próximo post hablaremos de la Fortaleza
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